Friedrich Nietzsche |
A finales del siglo XIX, muchos de los
biólogos y pensadores ateos o agnósticos se apoyaron en las teorías de Darwin
para construir unas escuelas filosóficas que combinaban la recién descubierta evolución
con la idea dieciochesca del progreso para afirmar que la
historia de la vida y del hombre en la Tierra mostraba las huellas de un claro progreso
indefinido, y para predecir que dicho progreso continuaría indefinidamente
hacia el futuro.
Entre los biólogos que se apuntaron a estas
teorías destacaron T.H. Huxley y Ernest Haeckel. Los filósofos fueron muchos y
cada uno dio lugar a una escuela propia, a menudo incompatible con las de los
demás: Karl Marx (marxismo), Herbert Spencer (darwinismo social), Auguste Comte
(positivismo) y Friedrich Nietzsche (nihilismo) fueron los más influyentes. En
sus previsiones sobre el futuro de la evolución, el citado en último lugar fue
el más exaltado, prediciendo que el hombre sería pronto sucedido y suplantado
por una especie superior, el superhombre.
A principios del siglo XX, las ideas de
Nietzsche fueron adoptadas por la sociedad fabiana inglesa, cuyos miembros más
destacados (H.G.Wells y George Bernard Shaw) fueron más bien literatos que filósofos. Wells, en particular, parece haber cambiado de
idea, desde un pesimismo inicial ejemplarizado en su novela The
time machine (1895), hasta el optimismo casi Nietzscheano de The
outline of history (1920). Shaw, por su parte, abrazó abiertamente las
predicciones de Nietzsche en su obra de teatro Man and superman (1903).
La creencia infundada en que la selección
natural de Darwin aseguraba un progreso indefinido en la evolución humana fue
discutida por pensadores creyentes como Chesterton (Orthodoxy, 1908, cap.
VII):
G.K.Chesterton |
Algunos...
hablan como si el paso del tiempo diera lugar a una superioridad [automática]...
Otros caen en la sumisión y se quedan quietos. La Naturaleza hará algo algún
día; nadie sabe qué, nadie sabe cuándo. No tenemos razones para actuar, ni
razones para no actuar. Si algo ocurre, está bien; si se impide que algo
ocurra, es porque estaba mal. Otros tratan de anticiparse a la Naturaleza
haciendo algo, haciendo cualquier cosa. Como quizá nos lleguen a crecer alas,
se cortan las piernas. Pero quizá la Naturaleza tenía la intención de hacer de
ellos ciempiés. Finalmente, hay otros que toman lo que ellos desean y dicen que
ese es el fin de la evolución. [En cierto modo] estos son los únicos sensatos,
los que intentan conseguir algo y lo llaman evolución...
No
hace falta debatir sobre las palabras evolución o progreso: personalmente
prefiero llamarlas reforma... La evolución es una metáfora del desenvolvimiento
automático. El progreso es una metáfora de andar por un camino - posiblemente
el camino equivocado. Pero reforma es una metáfora para gentes razonables y
decididas: significa que vemos que algo está deforme y queremos ponerlo en
forma. Y sabemos en qué forma.
A finales del siglo XX, la situación era muy
distinta. Los biólogos habían cambiado de bando. La mayor parte de los ateos y
agnósticos de esta profesión niegan simplemente que la evolución pueda tener
ninguna dirección. Esta afirmación se ha convertido en un dogma tan
incontrovertible, que les vuelve ciegos a todos los indicios que se oponen al
mismo, como el hecho de que la cantidad de información máxima a disposición de
los individuos de al menos una especie ha ido creciendo continuamente a lo
largo del tiempo durante la historia de la vida, y ha mostrado un incremento
espectacular con la aparición del hombre, como indica la figura adjunta.
Frente a esto, algunas tendencias filosóficas
mantienen el optimismo evolucionista de los filósofos de hace un siglo. Baste
citar a Nick Bostrom y los transhumanistas, una versión actualizada del
superhombre de Nietzsche.
En mi lección de fin de curso de la
Universidad Autónoma de Madrid (El mito del progreso en la evolución de la
ciencia, 1998), que se plasmó en este artículo, me opuse
al optimismo filosófico renacido, analizando los indicios que hacen pensar que
el progreso indefinido de la ciencia no está, ni mucho menos, asegurado. En
este punto me alineo con Chesterton. Pero tampoco estoy de acuerdo con los
biólogos que dicen que el hombre es un animal como otro cualquiera y que no es posible detectar
tendencia alguna en la evolución. A mi entender, la verdad no está en un
extremo ni en el otro, sino en un punto intermedio.
Manuel Alfonseca
Hola Alfonseca, el tema es interesante y polémico. Me gusto sobre todo, algunos aspectos de lu link a la Lección de fin de Curso sobre el Mito...MM
ResponderEliminarGracias, Gustavo.
EliminarLo comparto con tu permiso, Manuel. Un abrazo!
ResponderEliminarPor supuesto, Ana. Agradecido.
EliminarRecuerdo en una de nuestras conversaciones cuando ante mi preocupación por el futuro de la humanidad me explicaste lo de las fases intuicionistas y sensitivas.
ResponderEliminarTodo muy interesante e ilustrativo, como siempre. Muchas gracias Manuel :-)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBueno es la primera vez que participo. Aquí si que puedo participar, porque está más cercano a mi terreno. G.K. Chesterton no sólo atacó el Darwinismo en una de sus obras magnas "Ortodoxia", también en sus escritos de ficción, y no ficción. Pienso por ejemplo en "La forma equivoca" séptimo caso del Candor del Padre Brown, y "El sino de los Darnaway". Chesterton también era un firme enemigo de la eugenesia y le dedicó un ensayo. Sólo dos cosas respecto H.G. Wells cambio mucho durante su vida a mí me sorprendió particularmente que en la Guerra Civil Española en lugar de apoyar a la Republica optase por la neutralidad igual que el escritor T.S. Eliot. En parte para contestar a Outline History G.K. Chesterton escribió su obra magna "Everlasting Man". En el caso de Haeckel yo os recomiendo el libro "Humoristas" de Paul Johnson el que le dedica a Chesterton. Llega a decir de Haeckel que sus opiniones le acercaron al nazismo. Bueno no me queda nada más que felicitar a Manuel Alfonseca por este brillante artículo. Darle un abrazo a Pablo Gómez Abajo.y estoy encantado de participar en esta discusión por primera vez. Es un honor conoceros a todos atentamente Fonch. Pd. Use la cuenta de mi hermana porque no tenía otra, pero no me pareció bien y borre el comentario.
EliminarNo es necesario usar ninguna cuenta, ni tampoco Anónimo, puedes poner el nombre que te parezca, por ejemplo, Fonch.
EliminarSobre que H.G. Wells se mantuviera neutral en la guerra civil española, no es tan raro como parece. Winston Churchill escribió esto en su obra "The second world war", libro 1, cap.12:
"In this quarrel I was neutral. Naturally, I was not in favour of the Communists. How could I be, when if I had been a Spaniard they would have murdered me and my family and friends?"
¡Muchas gracias Fonch! Otro abrazo para ti. Un placer compartir estas ideas que nos evoca Manuel Alfonseca con sus brillantes análsis.
EliminarEl placer es mío. Es para mí un placer intervenir en este apasionado debate. Bueno en realidad Churchill era neutral, pero en privado festejaba, que el triunfo de los nacionales. Una Republica sujeta a la Unión Soviética hubiera sido muy problemática para sus intereses, y hubiera estado en una posición aún más débil que en Yalta, dónde con la complacencia de Roosevelt se vió obligado a ceder media Europa. En algunos casos como en el Serbio dejo abandonado a los Chetniks, y el caso de Polonia fue sangrante, fue la causa del comienzo de la guerra, y se les dejo desasistidos. Patton quería continuar la guerra entrando en Moscú, pero no había fuerzas suficientes, y después del sobreesfuerzo no era aconsejable. La posición de los católicos ingleses la mostro Evelyn Waugh (que mantuvó una relación de amor odio con el hijo de Winston Churchill). En la primera y en la segunda novela hay una crítica a Churchill. En la tercera lo explica D`Souza con cinismo, que en la cuestión yugoslava Churchill no podría desplegar la magia que permitió el gobierno de concentración entre conservadores y laboristas. El triunfo de los laboristas, que fue tan amargo para Inglaterra lo vió Waugh como la victoria de las vanguardias del comunismo. Volviendo al tema de Churchill este llegó a enviar al actor Leslie Howard para evitar la entrada de España en la segunda Guerra Mundial. La única ayuda a Hitler fue la División Azul, y sólo se utilizaría contra Stalin. En la Revolución Rusa Chruchill pensó en ayudar al ejercito blanco, pero el caos y el antisemitismo del ejercito blanco evitó que llegase esa ayuda a los del ejercito blanco. Como se ve hay muchas diferencias entre Churchill y Herbert George Wells. Por cierto, que Chesterton a parte de su oposición al Shawells también se opusó al líder del fascismo británico Oswald Mosley, y Arnold Loss. Dice Paul Johnson en Humoristas muy trágico, que hoy en día Chesterton está vetado en los planes de Estudio de las Universidades inglesas. Es un placer volver a encontrarnos aquí Pablo.
Eliminarhttp://arantxa.ii.uam.es/~alfonsec/docs/fin.htm
ResponderEliminar¿Y el mito de Jesucristo?
Si su pregunta se refiere a la existencia histórica de Jesucristo, debo decirle que la teoría decimonónica que afirmaba que Jesucristo no existió ya no hay ningún historiador serio que la sostenga.
EliminarSi se refiere a la resurrección, hay una serie de mitos paganos sobre el dios que muere y resucita, que James George Frazer analizó a finales del XIX en su libro "The golden bough", relacionándolos con la "resurrección" anual del trigo. Luego intentó extender sus resultados al caso de Cristo, pero sin éxito. El problema en este caso, que no se da en ninguno de los mitos paganos, es que Cristo fue un personaje histórico, que hubo muchos testigos de su resurrección, y que dichos testigos estuvieron dispuestos a morir por su testimonio, cosa que no ha ocurrido jamás con los mitos paganos. Así que su expresión "el mito de Jesucristo" es muy cuestionable.
¡Estupendo artículo Manuel! Lo compartiré con mis alumnos con tu permiso y siempre citando al autor. Un saludo desde Santiago de Chile.
ResponderEliminarManuel.
Muchas gracias.
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