¿Se investiga bien?

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Gato atigrado
Oliver-Bonjoch, CC BY-SA 3.0
A veces, al leer las noticias científicas que divulgan revistas como Science News, parece como si algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo fueran de perogrullo. O bien se descubren cosas que todo el mundo sabe, o se dedican tiempo y esfuerzos inauditos a investigar en campos que a nadie interesan. Ya se sabe que muchos investigadores están ansiosos por publicar, y que tienen que justificar de algún modo los fondos que reciben para investigar, pero ¿hasta ese punto?
Veamos una noticia muy reciente (abril 2019):
Los gatos reconocen su nombre. Un estudio sugiere que nuestros amigos felinos distinguen de otras palabras el sonido peculiar de su nombre. Y el final del texto de la noticia añade: Si un gato entiende o no lo que es un nombre, eso sólo el gato lo sabe. 
Cualquier persona que haya tenido un gato (yo tuve uno hace medio siglo) sabe que los gatos reconocen su nombre. ¿Hacía falta hacer una investigación al respecto, probablemente gastando dinero público, para descubrir algo que todo el mundo sabe?
Otro campo contencioso en la investigación actual es la confirmación de los resultados. Una de las bases fundamentales del método científico la constatación de que cualquier descubrimiento debe ser confirmado por un equipo diferente al original, y si se puede por un procedimiento distinto (lo que no siempre es posible), antes de que el descubrimiento pueda considerarse parte del acervo de la ciencia. Pues bien, en los últimos tiempos parece que esta labor de confirmación de los experimentos realizados por otros no atrae a los investigadores, seguramente porque no da lugar a grandes reconocimientos científicos (especialmente publicaciones y concesión de proyectos). Esto lleva a que numerosos “descubrimientos” queden aparcados sin que nadie los confirme, o a una situación peor: que se dé por hecho que los descubrimientos fueron genuinos sin necesidad de confirmarlos, con lo que se transgrede uno de los principios fundamentales del método científico. Veamos algunas muestras recientes de la preocupación por este asunto:
  • Los resultados de la investigación en Psicología se evaporan cuando se intenta replicarlos. Este informe de agosto de 2015 analizó 97 resultados publicados en revistas importantes del ramo, de los que sólo 35 pudieron ser reproducidos. Es cierto que algunos meses después (abril de 2016) otro análisis llegó a la conclusión de que el preocupante estudio anterior sólo fue una falsa alarma, y que 85 de los trabajos analizados sí pudieron replicarse, pero este nuevo análisis es tan controvertido como el anterior, pues muchos expertos no aceptan sus conclusiones más optimistas.
  • La Medicina es otro de los campos donde suele surgir este tipo de problemas. Por ejemplo, ciertos estudios con animales llegaron a la conclusión de que la eritropoyetina (también conocida como Epo) podía ayudar a los pacientes cancerosos sometidos a radio y quimioterapia a vencer las anemias causadas por el tratamiento. Cuando comenzaron las pruebas con pacientes humanos, algunos médicos constataron que la mortalidad de los pacientes tratados con Epo parecía aumentar, por lo que no se atrevieron a continuarlos. Otros investigadores que intentaron reproducir los primeros experimentos favorables no lo consiguieron. Siete años después (enero de 2015) todavía no se sabía si el tratamiento con Epo es bueno o malo para los pacientes de cáncer. En este artículo se dice explícitamente esto:
La dificultad sin precedentes de obtener financiación ha puesto a los científicos bajo una presión extrema que les obliga a publicar deprisa y con frecuencia. Esa presión puede llevar a los investigadores a publicar sus resultados antes de haberse realizado una confirmación adecuada, o a guardar silencio sobre los experimentos que no tuvieron éxito.
El mismo artículo contiene este dato preocupante:
La empresa farmacéutica Bayer intentó repetir estudios en tres campos de investigación, en su mayoría estudios sobre el cáncer. Casi dos tercios de las repeticiones produjeron resultados inconsistentes con los descubrimientos originales.
  • En relación con un libro de Stephen Stigler, publicado en 2016 y titulado The Seven Pillars of Statistical Wisdom, la revista Science News dice que en muchos ámbitos de la ciencia actual, la “sabiduría estadística” parece ser escasa. El uso indebido de las estadísticas en la investigación científica ha contribuido sustancialmente a la “crisis de reproducibilidad” generalizada que afecta a muchos campos.
Parece que estamos pasando por una crisis en la investigación científica, al menos en los campos de las ciencias médicas y sociales. En otro artículo he hablado de una crisis diferente que afecta a la física, la más científica de todas. ¿Hacia dónde va la ciencia?


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Manuel Alfonseca

5 comentarios:

  1. Ante todo me gustaría pedir perdón por no haber podido postear nada en tu artículo anterior de ¿Por qué no soy animalista?. El artículo me parece muy interesante. De hecho yo creo, que por desgracia la mayoría de las disciplinas en ciencias y en letras les ocurre algo parecido a lo que describe el autor en este artículo. Me ha gustado, que pusiera como ejemplo el tema de los gatos. De hecho mi hermana me estuvo hace unos días hablando del gato de Schrödinger y yo le conte tu historia del gato invisible. También es curioso mi padre también tenía muchos gatos, y le gustaban. Uno de ellos era el titi, y me tenía miedo. En cuanto a mí. Creo, que el autor sabe, que me gustan más los perros, que los gatos por eso somos tan amigos siguiendo una teoría del autor que se inspiró en una novela de Enrique Jardiel Poncela. Una cosa de las que nos quejamos en medicina a parte de los medicamentos adulterados en África es que a veces en lugar de investigarse en medicamentos necesarios, para tratar algunas enfermedades se dediquen los esfuerzos en medicamentos para prevenir la caída del pelo, y para evitar la impotencia. Sé, que ambos son necesarios, sobre todo el segundo, para garantizar un relevo generacional. ?Pero, merece la pena dedicar todos esos esfuerzos a estos campos, cuando preocupan más enfermedades como el cáncer, o el SIDA, o las enfermedades cardiovasculares?

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  2. Es verdad que la ciencia moderna tiene vicios, inevitables en toda obra humana. Sin embargo, puedo afirmar que en mi profesión (medico hematólogo), la ciencia ha crecido tanto en los últimos 50 años, que como decía el famoso cardiólogo madrileño Pedro Zarco, casi todo el conocimiento médico que él aplicaba en sus últimos años profesionales, se había inventado a lo largo de su propia vida.
    En este texto que adjunto entrecomillado se describe el incremento cuantitativo de las publicaciones médicas:
    "Keeping up with the medical literature can be overwhelming. It's been estimated that in 1950, the doubling time for medical knowledge was about 50 years; in 1980, doubling time was roughly 7 years. Now it's estimated that by 2020, it will take only 73 days!1 Currently there are more than 7,000 articles published monthly just in primary care journals alone.21 Trans Am Clin Climatol Assoc. 2011; Peter Densen MD. 2 J Med Libr Assoc. 2004 Oct; Brian S. Alper MD, Jason A. Hand MD, et al".
    Creo que el rigor científico de las publicaciones médicas en los últimos 20 años ha crecido en la misma proporción o más que el número de artículos científicos publicados. Los comités de selección de las grandes revistas científicas, son cada día más competentes y honestos.
    En mi opinión, entretenerse en analizar los defectos de la ciencia moderna, nos despista del avance descomunal de la misma.

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    1. Cierto, la medicina hematológica ha avanzado mucho, de modo que muchas personas que en otros tiempos habrían muerto de enfermedades circulatorias, hoy se salvan. También los oncólogos consiguen hoy salvar a muchos enfermos, mientras un diagnóstico de cáncer, hace pocas décadas, era equivalente a una sentencia de muerte.

      No pongo en duda esos avances, pero las críticas (que por cierto, no son mías) están ahí, y si no se resuelven podrían traer malas consecuencias.

      Me pregunto, por ejemplo, si el comité de selección que aceptó la publicación del artículo sobre los gatos que conocen su nombre cumplió realmente con su trabajo. Quizá ninguno de los revisores había tenido nunca un gato en casa.

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  3. Hola, Manuel! Hace pocos días leí un artículo que llevaba por título: "Las malas noticias provocan angustia"... No jorobes, ¿en serio? ):-) Menos mal que lo han investigado como Dios manda y reunido evidencias y "pruebas concluyentes" y sometido a revisión por pares, etc., que si no, nos quedamos sin saber si las malas noticias provocan angustia o contento. Y seguramente se han gastado miles de euros en subvenciones. Recuerdo lo que dijo un personaje de la famosa serie norteamericana "The Big Bang Theory":

    "Mi trabajo es tratar de demostrar algo que sé que es indemostrable. Para esto me dan subvenciones, yo sigo sin poder demostrar nada, claro, pero me gasto la pasta en copas y chicas".

    No digo que todos los científicos sean tan cínicos como Barry Kripke, pero me pregunto si no será mejor invertir ese dineral en tratar de solucionar los problemas más acuciantes que sufrimos actualmente y ya después, si eso, empezar con las frivolidades.

    Hablando de titulares "con gancho", ahí va otro: "Desvelados los misterios de las experiencias místicas"... Ahí es nada :-) Pensé que habían descubierto al fin la naturaleza de la consciencia, si es o no un epifenómeno del cerebro, y por qué un paciente ciego que ha sufrido una ECM puede volver contando que ha "visto" desde el techo de la sala de urgencias toda la maniobra de resucitación que los médicos le han realizado a su cuerpo. Pero, no, el artículo se limita a contarnos lo que ya sabemos, o sea, casi nada. Supongo que ya lo habrás leído, te lo dejo aquí:

    https://www.tendencias21.net/Desvelados-los-secretos-de-las-experiencias-misticas_a45228.html?TOKEN_RETURN

    ¡Un abrazo fuerte, Manuel! Paso por aquí muy a menudo aunque sea una descastá que no deja huella :-D

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    1. Gracias, Ana. Que se puedan provocar "experiencias místicas" mediante estimulación eléctrica de ciertas zonas del cerebro, no prueba nada. Si yo introduzco estimulación eléctrica en ciertas zonas de un aparato de radio, puedo conseguir que se oigan palabras en el altavoz del aparato, pero eso no prueba que no existan emisoras de radio.

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