H.G. Wells |
Hace
algunos años publiqué en este blog una
serie de artículos sobre el aspecto científico de los viajes en el tiempo,
las paradojas que podría provocar si fuese posible (casi seguro no lo es) y
soluciones propuestas para dichas paradojas, como el multiverso cuántico, una de las teorías más
absurdas que jamás han pergeñado los físicos. En otro
artículo hablé de los errores científicos en la novela de ciencia-ficción Timeline de Michael Crichton, que intenta
resolver las paradojas de este modo, pero lo hace mal.
Aquí voy
a referirme a los viajes en el tiempo desde el punto de vista literario, como
subgénero de la ciencia-ficción. En este contexto, la posibilidad de realizar
viajes en el tiempo es irrelevante. La cuestión nos interesa porque se trata de
uno de los temas más frecuentes de este tipo de literatura.
El número
de producciones de este género que tratan sobre viajes en el tiempo es enorme.
He tratado de hacer una lista de las novelas y cuentos que yo he leído (o
escrito) sobre este tema, y el número es apabullante. Además, estoy convencido
de que se me olvidan muchos títulos, especialmente de cuentos cortos, que son
más difíciles de recordar, porque se distribuyen entre numerosas colecciones y
antologías, a veces de un solo autor, a veces de varios. Por último, están
todas las obras que aún no he leído, que probablemente sean aun más numerosas.
El primer
problema con que nos encontramos es definir qué obras pertenecen a este
subgénero. La lista
de obras que proporciona la Wikipedia, aparte de ser incompleta, mezcla
producciones pertenecientes a géneros muy diferentes, como estos:
- Leyendas de durmientes, como la leyenda del monje y el pajarillo, que aparece en la cantiga CIII de
las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio y en
otras muchas fuentes. Un monje entra en éxtasis mientras oye cantar a un
pajarillo, y al despertar descubre que han pasado tres siglos. En los
Estados Unidos es famoso Rip van Winkle de Washington Irving, cuyo protagonista se queda dormido una noche y
despierta 20 años después. Este tipo de obras no pertenece a la
ciencia-ficción, porque no interviene en ellas la ciencia.
- Cuentos de magia-ficción, como Los chanclos de la Fortuna
de Hans Christian Andersen o La historia del amuleto de E.
Nesbit. Para un purista, las dos novelas de Harry Potter donde tienen
lugar viajes en el tiempo caerían también en este apartado, pero yo
prefiero incluirlas en la ciencia-ficción, porque la magia de estos libros
es una analogía de la ciencia.
También
es dudoso que deban clasificarse en este subgénero los cuentos y novelas que no
tratan sobre viajes en el tiempo en sentido estricto, sino sobre medios que
permitan ver el pasado. El aparato
utilizado para conseguirlo suele llamarse cronovisor o cronoscopio.
Citaré aquí The dead past de Isaac
Asimov y mi novela Un rostro en el tiempo,
aunque esta última también pertenece al subgénero de los viajes en el tiempo
propiamente dichos. En Harry Potter y la Cámara
Secreta tiene lugar una de estas visiones a través del tiempo,
aunque no se hace uso de un cronovisor, sino de la magia.
El primer
cuento de ciencia-ficción que pertenece sin duda a este subgénero, pues utiliza
un instrumento para realizar el viaje en el tiempo, es el cuento El reloj que marchaba hacia atrás de Edward
Page Mitchell (1881). No me gustó demasiado, porque el autor se deja arrastrar
por la leyenda negra antiespañola en versión holandesa.
Ray Bradbury |
Un caso
muy especial es el cuento The Toynbee Convector
de Ray Bradbury, que usualmente se clasifica en el subgénero de ciencia-ficción
sobre viajes en el tiempo, pero que debería pertenecer a otro subgénero. No
diré a cuál, porque hacerlo podría fastidiar a quienes aún no lo hayan
leído, cosa que les recomiendo, porque es muy original.
Otro caso
único es Cryptozoic de Brian
Aldiss, que combina los viajes en el tiempo con una extraña teoría sobre el
tiempo, pues sostiene que no es verdad que vayamos desde el pasado al futuro
pasando por el presente, sino al revés. Nuestra existencia empieza con nuestra
muerte, vivimos la vida hacia atrás, y se termina cuando el zigoto se divide en
un espermatozoide y un óvulo dentro del seno materno. Esta obra provocó grandes
controversias entre sus lectores, que se dividieron entre los que la juzgaban
una estupidez, y los que la consideraban un gran logro de su autor. En otro
artículo propuse que quizá Aldiss sacó la idea del cuento El mundo del hombre ciego de Edward Bellamy,
en el que los marcianos recuerdan el futuro y no conocen el pasado.
Esta
tabla presenta las novelas y cuentos de ciencia-ficción que más me han gustado
sobre viajes en el tiempo:
Fecha |
Título |
Autor |
Tipo de obra |
1888 |
The Chronic
Argonauts |
H.G. Wells |
Cuento y |
1950 |
Time’s Arrow |
Arthur C. Clarke |
Cuento |
1950 |
Forever and the Earth |
Ray Bradbury |
Cuento |
1952 |
A Sound of Thunder |
Ray Bradbury |
Cuento |
1954 |
A Thief in Time |
Robert Sheckley |
Novela corta |
1955 |
The End of Eternity |
Isaac Asimov |
Novela |
1955-60 |
Guardians of Time |
Poul Anderson |
4 cuentos |
1962 |
The Rescuer |
Arthur Porges |
Cuento |
1969 |
Brother Assassin |
Fred Saberhagen |
Novela |
1999 |
Harry Potter and
the |
J.K. Rowling |
Novela |
Finalmente
mencionaré mi propia obra, en la que se encuadran dos novelas: Un Rostro en el Tiempo, que ya he mencionado,
y Más allá del agujero negro, en
la que un joven drogadicto de la actualidad es enviado al pasado, en el país de
los indios Dakota.
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Manuel Alfonseca
polímata
ResponderEliminarDel lat. mod. polymathes 'que sabe mucho', y este del gr. πολυμαθής polymathḗs.
m. y f. Persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas.
Fuente: Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española
Mark Twain: Un yanqui en la corte del rey Arturo
ResponderEliminarCierto, aunque no me gustó demasiado. Sus críticas a la estructura social de los tiempos del Rey Arturo se aplicaban en realidad a la de su época. Pero tiene gracia ver a los caballeros de la Mesa Redonda montados en motocicletas.
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