Alucinaciones


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En un artículo (Visions for all) publicado en su edición del 7 de abril de 2012, la revista Science News resume los trabajos de Tanya Luhrmann sobre las experiencias de Dios que mucha gente dice haber tenido. Después de cuatro años de investigación, la antropóloga cree haber demostrado la sorprendente conclusión de que la gente normal también puede tener alucinaciones. Dado que las alucinaciones son comunes en patologías como la esquizofrenia y la psicosis, se predice que las personas que tienen muchas de esas experiencias corren el riesgo de terminar psicóticas. En particular, dice el artículo, es posible que Juana de Arco hubiese terminado psicótica si no la hubiesen quemado los ingleses.

Este desarrollo tiene una premisa oculta. Haciéndola explícita, el razonamiento asociado puede resumirse así:
1.      Dios no existe.
2.      Luego todos los informes sobre experiencias de Dios deben ser alucinaciones.
3.      Mucha gente normal dice haber tenido experiencias de Dios.
4.      Luego mucha gente normal sufre alucinaciones.
5.      Tener muchas alucinaciones puede llevar a la esquizofrenia o la psicosis.
6.      Luego Juana de Arco se habría vuelto psicótica si los ingleses no la hubiesen quemado.
Pero si la primera premisa, la premisa oculta, fuese falsa (es decir, si Dios existe) todo el argumento cae por tierra, pues algunas experiencias de Dios podrían ser genuinas, en lugar de alucinatorias. En particular, la conclusión gratuita e inútil sobre Juana de Arco queda desautorizada.
Es una pena que revistas serias como Science News caigan en estas falacias que se basan en premisas ocultas no científicas, no probadas, y aún peor: imposibles de probar.


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Manuel Alfonseca

12 comentarios:

  1. Este artículo me resulta ampliamente sugerente; por un lado, evoca la alusión a los trabajos de la conocida antropóloga citada, sobre las experiencias de Dios que mucha gente dice haber tenido y que han llevado –a su autorizada opinión– a la conclusión de que la gente normal (no psicótica ?) también puede tener alucinaciones. Habré de procurar conocer más a fondo tales trabajos, con el fin de ver si es posible comparar los detalles sustanciales relativos a algunas de las alucinaciones personales tomadas en consideración, por si, de la hipotética coincidencia en novedosos detalles, pudiese deducirse el carácter genuino de las mismas (certeza de presencia sensible de Dios), o tan sólo se tratara de alucinatorias manifestaciones particulares e inconexas y diversas, suscitadas por las respectivas concepciones personales previas, respecto al ser de Dios y que cada persona hubiera alcanzado.

    Por otro lado, el artículo comentado nos enfrenta el caso de haber recurrido la revista “Science News” a una falacia para argumentar su propio artículo noticiario. Ello nos proporciona un motivo más, para preocuparnos sobre la inmediata cercanía de un innegable agotamiento teorico-cientifista y la inaplazable necesidad, para el progreso de las ciencias físicas naturales, de aceptar la cooperación de las ramas científicas que se ocupan de las humanidades trascendentes. Ya que todos los agotamientos pueden resultar catastróficos, si no se tienen previstas nuevas vías para la continuación del constructivo progreso.

    Desconozco si “Science News” reincide con frecuencia en dicha anómala conducta…
    Un cordial saludo, para todos,
    José Antonio Chamorro Manzano

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    1. A su pregunta respecto al modo normal de actuar de Science News, yo respondería (basándome sólo en mi experiencia personal como lector) que la actuación que he mencionado en este artículo es la excepción y no la regla. Por otra parte, no creo que el autor del artículo fuese consciente de la falacia. Lo más probable es que la aplicara tácitamente sin pensar demasiado en ello.

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  2. Yo creo que el razonamiento es más bien de la siguiente manera:

    1. Hay gente, aparentemente normal, que dice haber tenido experiencias de dios. Mucha gente desde luego no, porque hay bastante más gente (por no decir mucha más) que no las ha tenido que gente que (afirma que) sí.

    2. Dichas experiencias son casi siempre estrictamente personales: no afectan a nadie más, no son repetibles, y por tanto no son algo comprobable por un observador externo: en vez de cosas como que se abran las aguas del Mar Rojo, que se pare el Sol, que terceras personas se transformen en estatuas de sal, etc., son algo que sucede dentro del visionario, así que toca fiarse de su palabra.

    3. Dadas 1) y 2), y dándoles a esas personas el beneficio de la duda, lo más lógico es asumir que son alucinaciones fruto de algún tipo de trastorno.

    4. Dado 3), si las visiones van en aumento es también natural asumir que el trastorno va a más.

    En lo que estoy de acuerdo es en que es una estupidez concluir cualquier cosa sobre Juana de Arco, pues ya no se puede comprobar ni refutar ninguna hipótesis con ella. Parece la típica estrategia sensacionalista para llamar la atención y que se hable del artículo.

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    1. Tu punto 3 es contradictorio. Si les das el beneficio de la duda, deberías tomar una postura agnóstica. Si supones que hubo algún trastorno estás partiendo de que Dios no existe. Luego mi razonamiento sigue en pie.

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  3. Doctor: Le agradezco su esclarecedora y rápida respuesta a mi comentario previo; con ella, me pongo a salvo de poder incurrir en algún temeroso prejuicio desfavorable para con dicha revista.

    Por otra parte, me he dado cuenta de que de pronto me he producido abundantemente como comentarista en este su tan interesante blog; y me parece que sería correcto el que yo diese a conocer alguna motivación al respecto. Pues bien, la cosa es sencilla; una circunstancia casual hizo que yo entrase en el blog, me llamó la atención la pulcritud de su estilo y lo interesante de los asuntos tratados. Luego, la circunstancia de mi edad –nací en 1938– me hace sentir aquello que decía un tango argentino “Ya adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno”; y la verdad es que no quiero llegar a la meta común con reservas mentales. Así es que tengo que darme prisa en escribir lo poco que se me ocurra.

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    1. Gracias por su interés en mi blog. Es usted bienvenido para aportar todos los comentarios que desee.

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  4. Gracias por su agudo análisis que deja al descubierto una falacia tan burda. Estoy harto de encontrarme peticiones de principio en científicos, creyentes o indiferentes a la cosa religiosa.

    Hace tiempo leí 'Probablemente Dios no existe', de Gabriel García Voltà y Carles Marset. El libro pretende desmontar las creencias religiosas a la luz de los descubrimientos científicos. Realmente estos autores han hecho un trabajo interesante pero abusan de ese tonillo de superioridad propio de algunas sensibilidades científicas respecto a los ignorantes y prejuiciados creyentes.

    La existencia o ausencia de un Dios es algo que, para mí, escapa a cualquier argumento lógico, experimento científico, etc. Supera las limitadas lindes de la razón.

    Por eso los científicos, que realizan uno de los trabajos más hermosos y meritorios que existen, harían bien dejando sus creencias y opiniones en el terreno personal, respetabilísimo, y no presentarlas como algo objetivo, científico, en suma.

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    1. Yo también he escrito un libro respecto a la relación de la existencia de Dios con la ciencia: http://www.ceuediciones.es/pages/ceu-ediciones-detalle.php?i=489. De hecho, desde mediados del siglo XX, las tornas cambiaron y los ateos han estado replegándose ante una cosmología que cada vez parece exigir más diseño.

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  5. Mi experiencia al respecto, me demuestra que, como argumentación formal en contra de la existencia de Dios, no circulan nada más que opiniones subjetivas de sedicentes científicos ateos o agnósticos o timoratos. No se conoce ni una sola “prueba o demostración científica de la no-existencia de Dios”.

    Sin embargo, sí existe en circulación una prueba o demostración científica de la existencia de Dios:

    • Empírica y experimentalmente, las Ciencias Naturales-Biología demuestran el hecho de que cualquier ser vivo (todo ser vivo, microbio, vegetal, animal o humano), desde el primer instante de su existencia procura cumplir con firme fidelidad –digamos vegetativa– unas funciones existenciales, que se manifiestan principal y generalmente mediante:

    -afán natural de supervivencia y de dotación y capacitación orgánica evolutiva;
    -afán natural de capacitación psicofísica para la procreación biológica (reproducción) filial;
    -afán natural de preparación psicofísica para el agotamiento y la extinción natural de su vida terrena individual, una vez que haya procurado cumplir las demás funciones genéricas propias de su vida terrenal.

    • La similitud o identidad de las funciones existenciales procuradas individualmente, por cada uno de todos los seres vivos, demuestra prácticamente y de modo incuestionable que son funciones que tienen una misma motivación impulsora o un origen impulsor común y único.

    • La demostrada existencia de única motivación impulsora u origen impulsor común, para la universal realización de las funciones existenciales individuales, lleva a la humana razón –suficientemente capacitada para el correspondiente razonamiento– a reconocer, incuestionablemente, la necesidad de la existencia efectiva de un “componente genético universal de dotación individual”.

    • El referido componente genético universal, ya conocido por los humanos, es el que en la Ciencia Teología-Filosofía es descrito y denominado Código Genético Divino, obrante en cada una de todas las almas.

    • Luego queda demostrado –científicamente– que cualquier ser vivo dispone, desde el primer instante de su existencia individual y mediante el componente psíquico denominado Código Genético Divino, dispone de la autodemostración o certeza instintiva de la existencia de Dios (el Creador); y ello le impulsa a cada individuo a procurar cumplir las funciones existenciales, genéricas, que también se hallan inspiradas de modo sentimental y con carácter universal, en el citado Código.

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    1. Yo a esta argumentación que aduce sobre la existencia de Dios, no la llamaría una prueba científica, sino filosófica. De hecho, mi último artículo de hoy en este blog tiene alguna relación con esto, pues se refiere a la teoría del diseño inteligente, que también encuentra en la biología motivos para creer en un diseñador, y que trato de hacer ver que también se sale del campo de la ciencia.
      En mi opinión, dado que la ciencia se dedica al estudio de la naturaleza material, no puede encontrar pruebas de la existencia de Dios, aunque sí pueden encontrarse indicios. Por ejemplo:
      a) La naturaleza es racional y comprensible en algún grado (puesto que la ciencia existe).
      b) Si partimos de que Dios no existe, no hay ninguna razón para que la naturaleza sea así. Igualmente podría haber sido caótica e incomprensible. A esto se refiere la conocida cita de Einstein: "Lo más incomprensible del universo es que es comprensible".
      c) Si partimos de que Dios existe y ha creado la naturaleza, lo lógico es que la creara racional y comprensible. ¿Para qué iba a crearla caótica?
      d) Así que nuestra constatación de que la naturaleza es racional es más coherente con que Dios exista que con que Dios no exista.
      Esto es un ejemplo de lo que yo llamo indicio. Pero no es una prueba, y mucho menos científica. Sí es, en cambio, un razonamiento filosófico.
      Tampoco son posibles, por supuesto, pruebas científicas de que Dios no exista. Si Dios existe está fuera del universo, y por tanto fuera del alcance de la ciencia por definición.

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    2. Algún observador avezado que pudiera interesarse por este, tan cumplido y oportuno, surgido debate, podría decir él algo así como que “andamos por donde solíamos desde hace al menos tres milenios”. El calificar de “prueba o demostración científica” a un silogismo cuya conclusión depende de verdaderas y necesarias premisas obtenidas mediante incuestionables modelos mecánicos elaborados por determinadas ramas de las Ciencias Naturales-Biología y por determinadas ramas de las Ciencias Humanas, o el calificarlo de “indicio”; ello ha llevado a la mayoría de las más preclaras cabezas pensantes que han iluminado el camino de nuestra civilización, ello las ha llevado a...; bueno, ahí está un inabarcable cúmulo de enciclopedias filosóficas y de diccionarios filosóficos y de lecciones magistrales, etc., para quien quiera salir de dudas.

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  6. Por mi lado, he tenido alucinaciones tanto visuales como auditivas, un par -que yo recuerde- en la infancia temprana, una a los trece años y otra a los quince. No tenían ninguna relación con dios, y dudo que se pueda calificar de esquizofrenia cuando siempre he sabido que no son reales y no interfieren con mi vida. Así que sí, la gente "normal" puede tener alucinaciones, iluminados a parte.

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