60 años después: predicciones científicas de George Thomson

George Paget Thomson
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En otro artículo en este blog expresé desconfianza hacia las predicciones realizadas por científicos y divulgadores sobre el futuro de la ciencia y la tecnología. La mayor parte de ellas no se cumplen. A veces pecan de excesivo optimismo, otras de demasiado pesimismo.
Sin embargo, algunas veces se acierta, aunque sólo sea en parte. En 1955, George Paget Thomson (premio Nobel de física por el descubrimiento de la difracción de electrones) publicó un libro de predicciones tecnológicas (The foreseeable future, Cambridge University Press). Resumo las conclusiones de su primer capítulo, que se refiere al futuro de la energía:
Mientras no se consiga detener el aumento de población, lo que no es previsible hasta el año 2050, el consumo de energía seguirá aumentando. De las distintas fuentes, la hidráulica alcanzará rápidamente sus límites prácticos; el carbón y el petróleo se agotarán más pronto o más tarde; la energía solar está demasiado dispersa y su aprovechamiento es demasiado caro; la energía eólica y la de las mareas nunca llegarán a ser mayoritarias; la única alternativa es la energía nuclear: de momento, la de fisión, hasta que la de fusión llegue a ser factible.
Este párrafo de hace 60 años podría haber sido escrito hoy mismo. En este campo, casi no ha habido avances. En cambio, las predicciones de Thomson sobre la evolución de los transportes han sido menos acertadas y pueden resumirse así:
No parece que tenga sentido aumentar la velocidad máxima de los automóviles. La de los ferrocarriles (160 km/h), que casi no ha crecido durante un siglo, no es de prever que mejore mucho. La única opción para aumentar la velocidad del  transporte marítimo sería construir grandes submarinos movidos por energía atómica, capaces de desplazarse a 60 o 70 nudos. Sólo pueden preverse avances importantes en la navegación aérea comercial, que pronto alcanzará una velocidad 2,5 veces mayor que la del sonido: se tardará una hora en cruzar el Atlántico.
Concorde
Las predicciones de Thomson para la navegación aérea comercial no se han cumplido. El único paso en esa dirección, el Concorde, fue un fracaso. Los super-submarinos que predice tampoco han llegado a existir. En cambio, los ferrocarriles han duplicado con creces su velocidad máxima.
En biología, predijo correctamente el auge de la biotecnología, la genética y la utilización industrial de microorganismos. En medicina, en cambio, duda de que tenga sentido prolongar más allá de setenta años la duración media de la vida humana, que en 1955 estaba en 63, a menos que se consiga al mismo tiempo eliminar completamente la muerte por enfermedad y mantener indefinidamente la juventud. Merece la pena citar sus últimas palabras al respecto:
Este nuevo estado de cosas alterará profundamente la actitud del hombre frente a la muerte, acaso no para su bien. Le hará más cobarde, porque tendrá más que perder.
Thomson falla estrepitosamente en sus predicciones sobre el futuro de la informática. Cree que ya se puede afirmar en su época que las computadoras piensan (¡las de primera generación!), pero las únicas aplicaciones futuras que prevé son la comprobación de teorías científicas y la realización de predicciones económicas y electorales. Dado que la publicación de estas predicciones puede influir en los fenómenos que predicen, supone que serán consideradas alto secreto por los gobiernos. Con ello, según Thomson, la informática llevará a una diseminación menor de la información. Lo que ha ocurrido es exactamente lo contrario.
Es interesante mencionar sus previsiones sobre la importancia de la divulgación científica para compensar la especialización creciente de la ciencia y la tecnología:
No es cosa fácil de hacer, y los que se dedican a ello merecen un lugar tan alto en la estimación científica como los investigadores. Generalmente lo hacen mejor quienes no son especialistas en el campo que explican a los demás.

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 Manuel Alfonseca

6 comentarios:

  1. A menudo pienso que en nuestros tiempos del Centro Científico de IBM, a pesar de nuestro trabajo y del acceso a papers del Watson y sitios así, yo al menos habría sido incapaz de imaginar siquiera un dispositivo como un smartphone de ahora, combinación de, entre otras cosas:

    Teléfono móvil.
    Computador personal.
    Cámara de fotos.
    Álbum de fotos.
    Marco digital.
    Cámara de vídeo.
    Videoteca.
    Reproductor de vídeo.
    Grabadora.
    Fonoteca.
    Reproductor de música.
    Biblioteca.
    Lector de e-books.
    GPS y navegador.
    Radio FM.
    Calculadora.
    Linterna.
    Brújula.
    Nivel.
    Reloj y Cronómetro.
    Correo de Internet.
    Consola de juegos.
    etc. etc.

    O imaginar que desde cualquier sitio podría estar explorando de manera interactiva imágenes tridimensionales de cualquier casa de Madrid tomadas por satélite.

    Es una de las cosas por las que me da rabia echar cuentas sobre el tiempo razonable que me queda para ver cosas de éstas...

    Juan.

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  2. Cuando tenía unos 15 años leí una novela de Asimov en la que una niña le hablaba a un sistema de dictado personal para hacer los trabajos del colegio.

    Ni por un instante se me pasó por la cabeza que eso pudiese llegar a verlo en vida.

    Sin embargo y como a tantos otros, la influencia del meteórico proyecto Apolo (yo era muy pequeño pero recuerdo cosas y me regalaban libros sobre la conquista del espacio), y en mi caso el ver 2001, Odisea del Espacio, me hicieron dar casi por supuesto que antes de acabar el siglo veríamos colonias en la Luna y Marte...

    Qué cosas.

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    1. Sí, como dijo el jugador de béisbol estadounidense Yogi Berra:
      "Es muy difícil hacer predicciones, especialmente del futuro."

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  3. Hay otros que han predicho la caída de todas las religiones organizada gracias a la ciencia y el inicio de algo parecido a una utopía. Al rumbo que vamos caeremos ante el islam o el cientificismo.

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  4. Me ha sorprendido lo que dice sobe sobre la importancia de la divulgación científica fundamentada en una visión mas global.

    "No es cosa fácil de hacer, y los que se dedican a ello merecen un lugar tan alto en la estimación científica como los investigadores. Generalmente lo hacen mejor quienes no son especialistas en el campo que explican a los demás."

    ¿Las predicciones de Julio Verne permitirían considerarle hoy dia como un excelente divulgador divulgador científico?

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    1. Sí, Julio Verne fue un excelente divulgador científico a través de su ficción. Su cuento "En el siglo XXIX" describe una sociedad parecida a la actual (o sea, se equivocó en el tiempo necesario para llegar aquí, fueron 100 años, no 1000). Pero usualmente, cuando se habla de divulgación científica suele uno referirse a ensayos, a "no ficción", por lo que a Verne se le suele considerar más bien escritor de ciencia-ficción que divulgador.

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