Roger Sperry |
Durante los años 50 del siglo XX,
el neurobiólogo estadounidense Roger Sperry realizó diversas investigaciones
sobre animales, y sobre pacientes humanos de epilepsia que sufrían ataques
repetidos, intensos y persistentes. Como solución para esos ataques, utilizó la
técnica algo drástica (pero posiblemente necesaria) de cortar el corpus
callosum, un haz de conexiones nerviosas que une los dos hemisferios
del cerebro. El tratamiento tuvo éxito, y proporcionó a Sperry cierto número de
sujetos con los que podía experimentar qué es lo que pasa cuando los dos
hemisferios cerebrales quedan desconectados el uno del otro.
En sus experimentos, Sperry
comprobó que los dos hemisferios cerebrales pueden actuar
independientemente el uno del otro. También descubrió que su
función es diferente: el hemisferio izquierdo suele ser la sede de la
agresividad, los procesos lógicos, la interpretación de la escritura y la
palabra hablada. El derecho es responsable de la memoria a corto plazo, el
pensamiento global, las actividades artísticas (como la respuesta a la música)
y el análisis de las relaciones espaciales. Estas investigaciones arrojaron luz
sobre enfermedades y comportamientos como el autismo, la depresión, la esquizofrenia
y la enfermedad de Alzheimer. En 1981, Sperry recibió el Premio Nobel de
Fisiología y Medicina, que compartió con David Hubel y Torsten Wiesel, que lo
recibieron por investigaciones diferentes.
Durante muchos años, los
científicos se preguntaron si dentro del cuerpo de los pacientes con el cerebro
dividido habría dos consciencias diferentes.
Algunos de los experimentos realizados se prestaban a esa interpretación, y aunque
la cosa no estaba clara, muchos científicos se inclinaban por contestar afirmativamente
a la pregunta. Como la facultad de hablar corresponde usualmente al hemisferio
izquierdo, cuando se hacían preguntas al paciente, este sólo podía manejar la
información a disposición de dicho hemisferio, que en el caso de ser visual
entraba a través del ojo derecho. Haciendo escribir al paciente con la mano
izquierda, se conseguía información respecto al hemisferio derecho, que la
controla. (La mano derecha está bajo el control del hemisferio izquierdo).Fred Saberhagen |
En 1965, el escritor de
ciencia-ficción Fred Saberhagen publicó un cuento titulado What T
and I did, en el que al protagonista le han dividido el cerebro
y como consecuencia su consciencia se ha dividido en dos independientes. El
narrador (I) es pacífico y tranquilo, tiene problemas de memoria y le cuesta
trabajo hablar. El otro habitante de su cuerpo (T), del que se habla en tercera
persona, es violento, malvado, y amenaza a sus compañeros con darles de
latigazos. Al final las dos consciencias luchan entre sí (cada brazo está
controlado por una) y I consigue dominar a T y reducirle al nivel
subconsciente.
Una investigación
reciente parece haber resuelto la cuestión. La respuesta a la pregunta de
si la división del corpus callosum provoca la aparición de dos consciencias donde
antes sólo había una parece ser negativa.
El experimento es muy ingenioso y
puede verse en la figura adjunta. A una persona con el cerebro dividido se le
presenta una pantalla dispuesta de tal manera, que cada ojo sólo puede ver la
mitad de la pantalla. Si en cada una de las mitades se ilumina una imagen y se
le pregunta al sujeto si las imágenes son iguales, como su cerebro no puede
compararlas, su respuesta a la pregunta es no lo sé.
La
segunda parte del experimento es la más interesante. Se presenta
un sólo objeto ante uno de sus ojos, pero no el otro, se le pregunta si hay
algún objeto en la pantalla, y se le hace decir y escribir la respuesta con
ambas manos. De acuerdo con la interpretación tradicional (que hay dos consciencias
dentro del paciente), si el objeto está en su campo visual derecho, pero no en
el izquierdo, su respuesta hablada y escrita por la mano derecha debería ser
afirmativa, porque su hemisferio izquierdo ha percibido directamente la
presencia de la imagen, pero la mano izquierda debería escribir una respuesta
negativa, pues el ojo izquierdo y por tanto el hemisferio derecho no han visto
nada. Si el objeto estaba en el campo visual izquierdo, la respuesta debía ser
la opuesta.
El resultado del experimento fue
sorprendente. En los dos casos, el paciente escribía con las dos manos y
daba en voz alta la misma contestación: que sí había un objeto en la
pantalla. ¿Cómo lo sabía la parte del cerebro que no podía haberlo visto? Los
investigadores concluyen que esto demuestra que hay una sola consciencia dentro
de los pacientes con cerebro dividido, que es capaz de enterarse de la
presencia del objeto aunque sólo pueda percibirlo en uno de sus hemisferios
cerebrales.
Por lo tanto, el cuento de
ciencia-ficción de Saberhagen ha quedado superado por los avances de la
ciencia.
Dejo al criterio del lector si la interpretación monista o dualista de la consciencia se
adapta mejor a este nuevo descubrimiento.
Manuel Alfonseca
Agradezco a Albert Kanos, que me sugirió este artículo
Me alegra mucho ante todo, que un libro que yo recomendé al Profesor Alfonseca le haya ayudado en la elaboración de este artículo. Sigo animando al autor a que lea los otros libros de Fred Saberhagen, que se editaron en España "Pirámides", y sobre todo "Hermano asesino" (en este caso estoy absolutamente convencido, de que la última historia le proporcionará material, para un nuevo artículo, ya que trata una cuestión muy controvertida). También animo a alguna editorial española, si lee este artículo, a que se anime a editar a Fred Saberhagen, y de paso a una lista de autores, que cite en mi crítica de "Siega" (editada por la editorial Nocturna). https://www.goodreads.com/review/show/2540775720?book_show_action=false&from_review_page=1
ResponderEliminarAhora vamos a hablar, de lo científico. Es curioso, pero a mí siempre me han fascinado los casos de múltiples personalidades, y los casos de personas amnésicas. De hecho en clase de Inglés en el Centro de Idiomas estuvimos hablando del tema. Quise decir, pero no me dio tiempo, que una persona amnésica según la novela de Juan Manuel de Prada "El séptimo velo" la amnesia estaría explicada como un mecanismo de defensa, para bloquear una emoción desagradable. De hecho a mí me fascinan películas como memento, o lo que planteo Gene Wolfe en su trilogía de Latro concretamente en "Soldado de la niebla". La historia de un mercenario romano en las guerras Médicas, que ha olvidado todo, y debe apuntar todo lo que hace en un pergamino, con lo que puede ser manipulado, por quienes les rodean. Yo la verdad me plantee escribir a Gene Wolfe, y que terminase la historia de Latro metiendo la historia de Ester, y permitiendo que Latro pueda curarse después de entrar en el templo. Por supuesto antes Latro habría viajado por todos los países de la Edad Antigua. Sin embargo Gene Wolfe, que ya es muy mayor no creo, que pueda escribir esta historia. Es interesante el final, y el comportamiento de los hemisferios cerebrales. PD. Pido permiso al autor, para compartir su artículo con mis amigos americanos aunque no creo, que quieran participar en la discusión.
Por supuesto, Fonch, puedes compartir el artículo con quien quieras. No necesitas mi permiso para eso (:-)
EliminarYa lo he compartido, y he etiquetado a algunas personas, pero no creo, que nadie comente nada :-(.
EliminarFelicidades al profesor Alfonseca por este nuevo articulo y por todos los anteriores en los que no he podido comentar por falta de tiempo.
ResponderEliminarTambien me siento honrado que haya hecho un articulo sobre mi sugerencia.
En cuanto el tema a tratar, parece claro que las investigaciones sobre la conciencia parecen indicar que esta es aparte del cerebro, y me sorprendio averiguar que muchos ateos comparten esta idea, mi mayor sorpresa es que Sam Harris tambien esta en desacuerdo con el monismo materialista.
Y muchas gracias a usted y al Sr Fonch por descubrirme los Fred Saberhagen, tienen muy buena pinta e intentare leerlos en cuanto tenga oportunidad.
De nada Señor Khanos, le agradezco su mención. A ver si reeditan a Fred Saberhaghen, porque tiene muchos libros interesantes. Atentamente Fonch.
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