Teorías sobre la autoconsciencia

Svetlana ante el espejo
Cuadro de Karl Briuliov
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Como he dicho en otros artículos de este blog, la cuestión de la autoconsciencia es más filosófica que científica. A este respecto, dos grandes teorías filosóficas han coexistido desde tiempo inmemorial:

·         Monismo: Todo lo que podemos percibir, incluida la consciencia, se puede explicar en función de una sola componente: la materia, en el sentido más amplio del término, que incluye también la energía. A su vez, el monismo puede clasificarse en dos teorías diferentes:

o   Monismo reduccionista: Sostiene que todo el funcionamiento del universo puede explicarse de abajo arriba. O sea, que si supiéramos bastante sobre las partículas elementales y sus propiedades, podríamos explicarlo todo, incluso la autoconsciencia.

o   Monismo emergentista: Sostiene que el nivel inferior no explica todo lo que ocurre en el nivel superior, pues hay propiedades (entre ellas la autoconsciencia) que sólo pueden explicarse de arriba abajo. Es decir: los sistemas complejos pueden tener comportamientos impredecibles de abajo arriba.

·         Dualismo: Para explicar todo lo que podemos percibir es preciso recurrir a dos componentes distintas: la materia y el espíritu. El espíritu explicaría la intencionalidad de los seres vivos, especialmente del hombre, y por lo tanto la autoconsciencia. A su vez, el dualismo puede clasificarse en dos teorías diferentes:

o   Dualismo neurofisiológico: El espíritu y la materia son inseparables. Son dos estados complementarios y únicos de un mismo organismo.

o   Dualismo cartesiano: El espíritu y la materia pueden separarse. Cuando un ser humano muere, su espíritu sigue viviendo. En cambio, la materia (el cuerpo) cuando se separa del espíritu se desintegra.

En paralelo con estas dos teorías, existen otras dos, relacionadas, en el fondo, con la existencia de Dios:

  • Materialismo: Sólo existe la materia. Puesto que Dios no es un ser material, Dios no existiría. Obsérvese que todo materialista tiene que ser monista, pero no al revés: un monista podría no ser materialista.
  • Dios existe y creó el universo: Por lo tanto, además del universo existe algo que no es materia (Dios). La existencia de Dios es compatible con el monismo y con el dualismo. Véase el final de este artículo.

Desde el punto de vista puramente científico, actualmente coexisten dos teorías diferentes (e incompatibles) para explicar la consciencia:

  • GWT: Siglas de Global Workspace Theory,  ideada por Bernard Baars, Stanislas Dehaene y Jean-Pierre Changeaux. Sostiene que disponemos de una memoria compartida (una especie de pizarra de datos) cuya información se transmite a todas las partes del cerebro a través de una red neuronal específica situada en los lóbulos frontal y parietal. La consciencia sería el resultado automático de esa compartición de información, y sólo seríamos conscientes de la información anotada en esa pizarra. Esta teoría parte de una filosofia monista reduccionista. Si fuese cierta, no sería difícil conseguir que las máquinas llegaran a ser conscientes. Bastaría con implementar esa pizarra y la red neuronal correspondiente.
  • Giulio Tononi
    IIT
    : Siglas de Integrated Information Theory, ideada por Giulio Tononi y sus colaboradores, entre quienes destaca Christof Koch. Sostiene que la consciencia es el resultado de la integración y la estructuración de un mecanismo global complejo e interconectado que le proporciona un poder causal intrínseco (la intencionalidad). Esta teoría predice que una simulación sofisticada del cerebro humano no podría ser consciente, igual que la simulación de un agujero negro en un ordenador no deforma el espacio alrededor del ordenador en el que se ejecuta la simulación. La consciencia no se puede informatizar, pues forma parte de la estructura del sistema. No elimina la posibilidad de que las máquinas puedan llegar a ser conscientes, aunque la aleja considerablemente en el tiempo, porque dichas máquinas tendrían que ser radicalmente diferentes de las que ahora poseemos. Esta teoría parte de una filosofia monista emergentista, aunque no sería difícil compatibilizarla con las dos formas de la filosofía dualista.

En cuanto a la existencia de Dios, es independiente del monismo y del dualismo, pues es compatible con ambas filosofías. En efecto, Dios habría podido crear un mundo de autómatas, como el que predica el monismo reduccionista. Sin embargo, el cristianismo sí es incompatible con esta filosofía, pues llevan a antropologías totalmente contradictorias.

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Manuel Alfonseca

Dedicado a Bruno, que me sugirió este artículo

15 comentarios:

  1. A mi modo de ver, el monismo emergentista no es en realidad un monismo, puesto que en su misma formulación reconoce que es necesario acudir a un segundo principio para explicar lo que no puede explicar (predecir) el principio material.

    Por otra parte, no lo veo tan diferente del dualismo neurofisiológico. En el fondo esos dos principios del monismo emergentista se corresponden con los dos "estados complementarios" de un organismo. Más que estados, yo prefiero decir "aspectos". Lo expliqué en mi artículo La materia y el espíritu no son cosas, sino aspectos.

    El problema del dualismo cartesiano es que no puede explicar la interacción espíritu-materia, porque los concibe como dos cosas con propiedades completamente diversas, y en lógica consecuencia no pueden interactuar. Lo expliqué también en el artículo referido.

    Y el problema del monismo reduccionista es que no puede explicar la intencionalidad (es decir, que un estado de la materia pueda "significar", esta-en-lugar-de, otra cosa distinta de él mismo). Esto lo he explicado también en ¿Somos tablillas de cera?. Y como no puede explicar la intencionalidad, no puede explicar tampoco la autoconciencia.

    Y, por lo tanto, la teoría GWT es radicalmente insuficiente, mientras que la teoría IIT parece que va mejor encaminada. No obstante, el problema fundamental con una máquina no es tanto si un ente material puede ser autoconsciente y libre (nosotros somos entes materiales), sino si un ente diseñado para un fin puede ser libre. Las "máquinas autoconscientes y libres" del futuro no solo están lejos en el tiempo, sino que no serán verdaderamente máquinas.

    En definitiva, la solución correcta es un solo ser, dos aspectos o principios, y esto se llama desde hace 2500 años hilemorfismo aristotélico (y luego tomista): hyle, materia; morphos, forma; que no son "partes componentes", sino co-principios.

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    1. Dices: "Y el problema del monismo reduccionista es que no puede explicar la intencionalidad... Y como no puede explicar la intencionalidad, no puede explicar tampoco la autoconciencia."

      Esto es cierto, pero también se aplica, hasta cierto punto, a todas las demás teorías, incluida la del hilemorfismo. No tenemos ni idea de cómo surge la autoconsciencia, y no tenemos ni idea de cómo se lleva a cabo la transformación de la intencionalidad en actos concretos.

      Es cierto que el problema es mayor para el monismo reduccionista, porque se ve obligado a negar la intencionalidad (todo está determinado). Hablaré más de esto en el próximo artículo.

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    2. Conforme. El hilemorfismo tampoco explica la autoconciencia, lo que sí hace es hacerle un sitio de forma "natural", no forzada. Pero la explicación propiamente dicha sigue faltando.

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    3. Escribes: Monismo emergentista: Sostiene que el nivel inferior no explica todo lo que ocurre en el nivel superior, pues hay propiedades (entre ellas la autoconsciencia) que sólo pueden explicarse de arriba abajo. Es decir: los sistemas complejos pueden tener comportamientos impredecibles de abajo arriba.

      O yo no he entendido mal, o aquí hay un error. ¿Quizá debería decir la última frase: "los sistemas complejos pueden tener comportamientos impredecibles desde ABAJO?
      Gracias por todo

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    4. Pues yo creo que "desde abajo" significa lo mismo que "de abajo arriba" (o "de abajo hacia arriba"). O sea, que no veo que esté mal.

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  2. Y otra cosa como la conciencia puede transcender a la muerte?

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    1. Bruno pregunta por qué se da por sentado el monismo y se descarta el dualismo. Eso no es verdad, sólo los monistas dan por sentado el monismo. Los dualistas no lo hacen. Lo que ocurre es que en ciertos ámbitos hay más monistas que dualistas.

      En cuanto a la otra pregunta, no tiene contestación científica ni filosófica. Si se cree en la resurrección, el modo en que tenga lugar es un misterio.

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    2. Bruno pregunta qué opino sobre este artículo de Ada Nuño:
      https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2023-03-08/ciencia-sobre-vida-despues-muerte_3587360/

      No es una noticia, es un artículo de fondo sobre las ideas sobre la muerte y sobre la vida después de la muerte. También habla sobre la búsqueda de la inmortalidad en esta vida mediante diversos métodos. Hablé de eso en una serie de cinco artículos en este blog a finales del año pasado. No veo que haya nada nuevo en este artículo, que expone ideas sobre este tema de forma coherente.

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    3. Bruno insiste y sostiene que "el articulo [mencionado en el comentario anterior] dice que nuestra fobia a desaparecer hizo que nos inventáramos el más alla para consolarnos."

      No veo dónde dice eso. En el segundo párrafo dice que las religiones surgieron como un intento de respuesta al miedo a la muerte, pero a continuación señala que para algunos las religiones son revelaciones. Aunque después añada "con los mismos motivos", si es verdad que una religión es revelada, no se puede tratar igual una comunicación de Dios al hombre como una idea que se le ha ocurrido a un hombre. La autora puede no creer que las religiones reveladas lo sean de verdad, pero eso es su problema, no nuestro.

      En cuanto al último párrafo del artículo que apunta que la inmortalidad aquí y ahora no sería beneficiosa, estoy de acuerdo. Y si quiere decir algo más, si lo extrapola a otra vida en un mundo diferente, vuelve a ser su problema, no el nuestro. Pero no le dice con toda claridad.

      Por favor, Bruno, no escriba sus comentarios con tantas erratas, repáselos. Cuando tienen erratas no puedo dejarlos pasar.

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  3. Me ha gustado mucho el post. Ojalá haya más sobre el tema, porque siempre admiro tu capacidad de divulgación y comparto tu cosmovisión.

    Creo que vivimos tiempos muy interesantes para reflexionar sobre este tipo de cuestiones. Nunca dejará de asombrarme que, entre los expertos en IA, esté tan extendida la idea de que estamos cerca de lograr crear inteligencias artificiales conscientes y sentientes. Creo que es necesario que haya más y mejor filosofía en el debate público, y me preocupa que la visión materialista y reduccionista del ser humano vaya prendiendo tanto en la sociedad, difundida por los gurús de Sillicon Valley. Me refiero a frases como ésta, de Lex Fridman:

    https://www.linkedin.com/posts/lexfridman_ai-systems-will-eventually-demonstrate-sentience-activity-7058817395947171840-box9?utm_source=share&utm_medium=member_desktop

    A raíz de esto, propuse en Linkedin un argumento por reducción al absurdo basado en la habitación china (en versión distribuida). Creo que tiene la ventaja de no implicar ninguna cosmovisión particular, y todavía no he leído una respuesta que, desde el lado materialista, satisfactoria.

    Lo copio aquí por si es de interés. (En otro comentario para no exceder el límite).

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  4. El objetivo de la metáfora es concluir, por reducción al absurdo, que la consciencia no puede ser el resultado de una función computable (independientemente de si esta función se ejecuta sobre chips de silicio o no).

    Supongamos que sí existe tal función, y que alguien afirma que tal IA es un ser consciente y sentiente. Dicha IA, por definición, será una función computable, un conjunto de instrucciones en un cierto lenguaje de programación.

    Bien, toda función computable es el resultado de un algoritmo que puede ser descrito mediante un conjunto finito de operaciones.

    Dichas operaciones se pueden dividir en partes más sencillas, descomponiendo la función en un conjunto de subrutinas que se ejecutan secuencialmente (si pensamos en una red neuronal, un ejemplo de descomposición sería la división en capas de la red).

    Pese al gran tamaño que tendría la función, supongamos que tenemos tiempo y recursos suficientes como para descomponer la función en miles o millones de subrutinas diferentes, y que además somos capaces de establecer el mapa preciso de cómo se comunican estas subrutinas entre sí (es decir, la correspondencia entre las salidas y las entradas).

    Supongamos, además, que disponemos de una red de personas que, a cambio de dinero, realizan cualquier cálculo que les pidamos (pueden usar a su vez computadoras). Estas personas no se conocen entre sí, y recibirán de inicio un papel con exactamente dos cosas:

    1. La secuencia de operaciones que deben realizar cuando se les requiera (por ejemplo, una multiplicación matricial).
    2. A quién deben comunicar el resultado (por ejemplo, un correo electrónico).

    Sólo nosotros somos "testigos" del proceso completo. El resto de las partes del sistema son sólo engranajes ciegos, que no comparten nada con el resto (ni siquiera hay relación física entre las partes, pudiendo estar localizadas en puntos geográficamente muy dispersos). Pero, desde luego, no cabe duda de que estamos replicando la función, ergo, deberíamos estar creando un ser consciente. Las preguntas que me surgen, esencialmente ligadas a dos conceptos fundamentales -espacio y tiempo-, son:

    1. ¿Dónde reside físicamente esta consciencia? Supongo que la única respuesta coherente sería que en el sistema, pero cabe argüir que, en el sistema, apenas si hay relación entre las partes. ¿Cómo de algo tan inconexo puede surgir una noción persistente y unitaria como la consciencia?
    2. ¿Cuándo, o en qué momentos, podemos afirmar que la consciencia es realmente consciente, o dicho de otro modo, cuándo está actuando como una consciencia? Aquí no sé qué respuesta sería la más coherente: ¿sólo cuando está procesando un input? En ese caso, ¿qué ocurre entre input e input? Y cuando está procesando un input, ¿qué ocurre si todos los agentes están por un rato desocupados? ¿Ha dejado de "pensar"? ¿La consciencia aparece cuando alguno de esos agentes ciegos está introduciendo en su calculadora las enormes matrices a multiplicar? ¿O sólo en el puro cálculo? Cualquiera de estas respuestas, a mi entender, es totalmente absurda.

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    1. Interesante. Para completarlo faltaría añadir una versión del argumento que, en lugar de un algoritmo descrito por un conjunto finito de operaciones, simule el funcionamiento una red neuronal artificial, donde lo que importa, aun más que la estructura de la red, es su entrenamiento con datos externos.

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    2. Gracias por la puntualización, tienes razón. Lo planteé pensando en una IA ya entrenada, con los parámetros fijos (ya hay quien sospecha que chatGPT podría albergar cierta consciencia). Desde luego, una IA ya entrenada es claramente una función computable, y podría aplicarse el argumento como tal...

      Pero se podría argüir que, tal vez, la consciencia tenga que ver con el hecho de que los humanos estamos siempre reconfigurando nuestras conexiones en función de los estímulos que recibimos (ese aprendizaje permanente tiene algo de autorreferencia, como la consciencia). En ese caso, el argumento habría que modificarlo para incluir algo así como un estado interno modificable en cada agente y mensajes de backpropagation donde cada agente pasa un gradiente al agente anterior (si es que se usa descenso de gradiente para entrenar). En todo caso, al final, habría un proceso algorítmico que controlaría el entrenamiento y, aunque la explicación sería más confusa, en teoría se podría crear ese monstruoso sistema distribuido que, visto de ese modo, parece totalmente ridículo declararlo consciente.

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    3. Hola fripper, creo que aciertas de lleno al poner la noción de computabilidad en el centro de la cuestión. Si no se entiende qué es una máquina, y en particular una máquina computacional, se dicen auténticas barbaridades.

      Dicho esto, el argumento de la habitación china de Searle -que a mí me fascinó desde el principio- tiene una lectura que no es tan fácil de rebatir. Resumidamente: es obvio que la persona dentro de la habitación y que manipula los símbolos no sabe chino, luego saber chino no se puede reducir a manipular símbolos.

      Pero -y aquí está la objeción- los defensores de la idea de que inteligencia es manipulación de símbolos no dirán que la persona que está dentro sabe chino, sino que el sistema habitación-persona sabe chino. Y eso no es tan obviamente falso, a mi modo de ver.

      Que la inteligencia sí se puede reducir a manipulación mecánica de símbolos lo han defendido pioneros de la IA como Simon y Newell; y argumentaron en contra, pienso yo que con mucha más razón, filósofos como Hubert Dreyfus, del que te recomiendo, si tienes tiempo, su libro What Computers Can't Do: The Limits of Artificial Intelligence (confieso que yo no lo he leído), o alguna de sus conferencias en internet.

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    4. Muchas gracias Gonzalo! Sí, estoy de acuerdo con la puntualización. Yo creo que la manipulación de símbolos tiene ciertas limitaciones inherentes (pasar de la sintaxis a la semántica parece un salto enorme). Aunque hay que reconocer que chatGPT tiene características asombrosas para ser sólo un sistema entrenado para predecir el símbolo siguiente a una cadena de símbolos. En todo caso, yo diferenciaría entre inteligencia y consciencia. Lo que pretendía era mostrar el absurdo de considerar consciente a un sistema de computación.

      Por el contrario, creo que estaría dispuesto a afirmar que chatGPT tiene comportamientos muy inteligentes (aunque, a veces, sea increíblemente estúpido).

      Tomo nota de la recomendación de Dreyfus, no lo conocía y seguro que es interesante! :)

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