Dos errores respecto a la inteligencia humana

Stephen Jay Gould

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En un artículo anterior (Información e inteligencia) mencioné que la inteligencia (la capacidad de manipular la información de que se dispone y de crear otra nueva) es un concepto difícil de definir, relacionado con términos poco accesibles, como comprensión, razonamiento, planificación, imaginación, creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas.

En su libro La falsa medida del hombre (The Mismeasure of Man, en inglés) Stephen Jay Gould señala dos errores importantes relacionados con el tratamiento científico de la inteligencia:

  • Reificación, palabra que procede del latín Res, cosa: la tendencia que tenemos a convertir conceptos abstractos en entidades. En el caso de la inteligencia, intentamos convertir este concepto inabordable en algo más comprensible y susceptible de medición.
  • Gradación (ranking): nuestra tendencia a clasificar todas las cosas de acuerdo con criterios numéricos sencillos que den lugar a una escala gradual. En el caso de la inteligencia, esta tendencia ha dado lugar a lo largo de la historia reciente a dos errores científicos importantes: en el siglo XIX, la craneometría. Y en el siglo XX, el sistema estadounidense de medida del cociente intelectual (IQ), que ha sido adoptado con poco sentido crítico por muchos otros países.

El libro de Gould trata sobre la abstracción de la inteligencia como entidad singular, su localización en el cerebro, su cuantificación como número único para cada individuo, y el uso de esos números para clasificar a las personas en una sola escala de méritos, descubrir en todos los casos que los grupos —razas, clases o sexos— oprimidos y menos favorecidos son innatamente inferiores y merecen ocupar esa posición. En suma, este libro analiza la Falsa Medida del Hombre.

Paul Broca

Gould aborda en este libro la historia de casi dos siglos de intentos por parte de científicos, algunos de ellos serios y con buena voluntad, para demostrar que la inteligencia de los blancos es superior a la de los miembros de otras razas y la del hombre es superior a la de la mujer. A menudo, pero no siempre, se intentó explicar esa superioridad por un origen genético, y por tanto incorregible por efecto de la educación o del medio ambiente social. Para discutir estas teorías, Gould analizó los datos que estas personas publicaron y señaló los errores que cometieron. Entre los científicos analizados, destacan:

  • Louis Agassiz, biólogo suizo trasplantado a los Estados Unidos.
  • Paul Broca, investigador de la fisiología del cerebro, que se empeñó en apoyar sus prejuicios racistas midiendo cráneos
  • Cesare Lombroso, padre de la antropología criminal, hoy desacreditada, que creía que es posible reconocer a los delincuentes por particularidades anatómicas y fisiológicas, los estigmas.
  • Alfred Binet, creador del cociente intelectual. Binet afirmaba que esta medida no llevaba detrás ninguna teoría sobre el intelecto; que no define nada innato ni permanente; que sólo debe utilizarse para detectar niños retrasados y ayudarles a mejorar; y que una puntuación baja no debe marcar a los niños como incapaces de aprender. En los Estados Unidos, en cambio, el IQ se convirtió en una medida lineal de la inteligencia, traicionando las restricciones que Binet intentó imponer sobre su uso. Es un caso más del ansia de muchos científicos por tratar cuestiones complejas como si se tratara de funciones de una sola variable.
  • Cyril Burt, famoso en la historia del fraude científico por su empeño en demostrar la supremacía de los genes sobre el aprendizaje mediante estudios fabricados sobre parejas de gemelos inexistentes.

Gould arremete contra el empeño de algunos científicos en justificar sus prejuicios con ayuda de la ciencia. Es curioso que no se dé cuenta de que él también está sujeto a la misma acusación. Por ejemplo, en este libro, cuando habla de los partidarios del origen genético de la inteligencia, suele llamarlos conservadores y los acusa de afirmar que las personas malas, estúpidas, pobres, marginadas o degeneradas son lo que son por su nacimiento. Las instituciones sociales reflejan la naturaleza. En cambio, llama liberales a quienes se oponen a esta afirmación. Cuando el libro fue escrito, estos dos nombres eran equivalentes a Republicanos y Demócratas, y a lo largo del libro queda bastante claro a qué partido político votaba Gould.

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Manuel Alfonseca

1 comentario:

  1. El IQ fue una referencia escolar en España casi obligatoria en años 1960/70. Por no mencionar en la selección de personal en años 107071980. La experiencia de aquellos años es sencilla, comprando libros de test psicotécnicos y "ensayando" con ellos "rompías" las tablas.

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