Ana Márquez me pide aclaraciones ante una noticia reciente que ha saltado a la prensa más o menos divulgativa con titulares como estos:
Los científicos resuelven el persistente
misterio de cómo surgen los genes de la nada. (Revista
Squire, 7/1/2024)
New genes found that can arise from nothing. (Phys.org, 8/12/2023)
Parece mentira el empeño que tienen los medios (y algunos científicos) en abusar del concepto de la nada. Ignoran que la nada no existe, y que nada puede surgir de lo que no existe. Esto es algo que ya sabían los filósofos griegos presocráticos. (El primero en plantearlo fue Parménides). Veinticinco siglos después, el hombre moderno, tan orgulloso del avance de la ciencia y la tecnología, comete este error una y otra vez. En estos artículos he criticado a menudo la frase, tan común hoy día, que afirma que el universo surgió espontáneamente de la nada, que suelen formular los ateos para negar la creación y, por ende, la existencia de Dios. Una frase que no pertenece a la ciencia (porque las teorías actuales no nos permiten remontarnos al momento del Big Bang), y que como filosofía no es más que una flagrante demostración de ignorancia.
Como primera aclaración, debo
decir que el descubrimiento asociado con los titulares anteriores no tiene nada
que ver con el origen de la vida ni con el principio del código genético. Lo
que se ha descubierto ahora es un mecanismo que, partiendo de una molécula de
ADN (que podría pertenecer a cualquier especie de seres vivos), puede dar lugar
a la aparición de genes nuevos que antes no existían, lo que, en algunos casos,
permitiría acelerar el ritmo de la evolución.
¿En qué consiste ese mecanismo?
La figura adjunta, que he sacado del artículo de Phys.org, lo explica.
- En el ADN de un ser vivo pueden tener lugar mutaciones, que a veces consisten en la
alteración de una sola base púrica o pirimidínica (adenina, guanina,
citosina o timina), que pasa a ser una base incorrecta, que no es ninguna
de las cuatro. Cuando esto ocurre, si la molécula de ADN en cuestión se
está replicando (es decir, reproduciéndose), al llegar a esa base errónea
el mecanismo de replicación no sabe qué hacer.
- Al detenerse la replicación, el trozo de ADN que acababa de
reproducirse se separa de la hebra
que hasta entonces había actuado como modelo y se agita sin objeto.
- Sus movimientos aleatorios pueden llevarle hasta la hebra opuesta del ADN, que está
formada por bases correctas. Entonces podría pegarse a esa hebra por una
de sus bases complementarias y continuar el proceso de replicación. Pero
como ahora crece en sentido contrario, la cadena que se forma es la imagen
especular y complementaria de la que acababa de replicarse, con algunas
bases sueltas intermedias. Por eso se dice que se forma un palíndromo de
bases, aunque en realidad es una cadena como esta: XYX’-1, formada
por un trozo X, seguido por otro trozo Y, y por la imagen especular de la
cadena complementaria de X (X’). O sea, que no
es exactamente un palíndromo.
- La parte de la cadena que se está replicando acaba soltándose de la
hebra opuesta y vuelve a su posición
original. El trozo “palindrómico” no se ajusta a lo que
viene a continuación, por lo que no puede formar los puentes de hidrógeno
usuales, y las dos hebras quedan separadas, empezando en la base errónea,
pero el proceso ha servido para saltar el error y continuar la generación
de la nueva hebra como si no hubiese pasado nada.
- La parte “palindrómica” de la nueva hebra puede emparejarse consigo
misma, puesto que además de invertida es complementaria, formando una estructura en horquilla, de la que
puede surgir una pequeña molécula de ARN de unas 22 bases (microARN) que
funciona como si se tratara de un gen nuevo, y que podría tener efectos
beneficiosos para el organismo que puedan ser favorecidos por la selección
natural.
Como se puede deducir de lo anterior, el gen nuevo no ha surgido de la nada, sino de una molécula de ADN preexistente, mediante un mecanismo que ahora parece haberse dilucidado, y que explicaría el modo de aparición de la cuarta parte de las moléculas de microARN. Además, estudiando la presencia o ausencia de estas moléculas “palindrómicas” en distintos primates, se puede deducir la fecha de su aparición a lo largo de los últimos millones de años. La figura correspondiente puede verse en Phys.org.
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Muchas gracias, Manuel, no sé si lo he entendido todo, porque mis nociones de biología son muy limitadas, pero sí he entendido lo importante, que los artículos científicos usan el mismo "gancho" que las revistas del corazón: un titular llamativo y sensacionalista para pescar al lector medio que, como no suele pasar de ese titular, ya tiene un poco de munición más para cargar el arma que esgrime en los debates con los creyentes.
ResponderEliminarYo me di cuenta de esto hace años, cuando vi un artículo que se titulaba "Descubierto el misterio de la consciencia". Lo leí y no me dio la impresión de que hubieran descubierto nada nuevo, estaba plagado de expresiones como "podría ser", "quizás" y sinónimos, para añadir al final el sempiterno "habrá que esperar a futuras investigaciones". Algún tiempo después volví a toparme con un titular prácticamente idéntico, tanto que al principio pensé que era el mismo artículo. Pero no, se había descubierto "otra vez" :-) el misterio de la consciencia. Desde entonces, creo que me he encontrado al menos cinco o seis veces el mismo titular con artículos diferentes. Están dando palos de ciego, pero no lo admitirán jamás. Lo peor es que el ciudadano de a pie no tiene ni idea.
Si me permites, Manuel, dejo aquí para tus seguidores el título de un libro que estoy leyendo ahora (con retraso, porque se editó en 2016 creo recordar) y que expone hasta dónde ha llegado la ciencia en sus investigaciones, entre otros temas, en este artículo en el que tan amablemente despejas mis dudas. El libro es "El científico y el santo" de Avinash Chandra. Está repleto de citas de divulgadores que, como tú mismo, no se doblegan a aceptar el paradigma materialista vigente.
Muchas gracias otra vez, Manuel. Un abrazo desde el sur.
Curioso. Este libro que dices aparece en Amazon como publicado en 2016 en español, y en cambio en inglés dice que se publicará en 2035 :-) En cambio en Goodreads dice que se publicó en 2018. Supongo que la versión original estaría en Hindi (?)
EliminarEs cierto, hay algo misterioso en torno a esta obra :-) El tal Avinash Chandra aparece en la Wikipedia como un pintor de cierto renombre ya fallecido. Igual se me ha pasado por alto entre tantos datos, pero me ha parecido que ahí no se hace alusión a este libro. Así que no sé si ese señor es el autor o no. Lo que sí te puedo decir, Manuel, es que, independientemente de quién la haya escrito, la obra es monumental, con un estilo directo y sin artificios, muy fácil de leer y entender para el lego en la materia. Esto no lo ha escrito un amateur. Maneja una cantidad de datos y citas apabullante, con abundante bibliografía para contrastarlos. Está muy bien estructurado. Aunque el autor dice ser hindú, es muy respetuoso con otras tradiciones, puesto que su objetivo, como él mismo dice al principio, es demostrar que la Ciencia no niega la espiritualidad, es el cientifismo el que lo hace. Eso sí, el punto en contra es que no tiene un precio muy asequible. Yo lo tengo porque lo pedí para Navidad y un familiar no tuvo más remedio que regalármelo :-D pero si os lo podéis permitir, os lo aconsejo vivamente. Un abrazo, Manuel, y gracias por todo.
EliminarSigo siendo Ana :-)
Tomo nota, muchas gracias.
EliminarSoy Ana Márquez, por cierto, por alguna razón no me dejan entrar con mi nombre de siempre, pero soy yo :-)
ResponderEliminarNo comprendo por qué ocurre esto. Debería aceptar cualquier nombre. Pero claro, mi experiencia es limitada. A mí no me pide un nombre :-)
EliminarAhora sí he podido entrar con mi nombre :-) Ya sé cómo hacerlo... Me hago mayor y estoy lenta :D El primer comentario que te escribí en este artículo entró con mi nombre sin problemas, solo después me obliga a escribirlo. En fin, más misterios. ¡Un abrazo!
EliminarComplicado, pero muy interesante.
ResponderEliminar¿En qué ayudará conocer: Además, estudiando la presencia o ausencia de estas moléculas “palindrómicas” en distintos primates, se puede deducir la fecha de su aparición a lo largo de los últimos millones de años? Gracias.
No creo que tenga más beneficio práctico que el averiguar cada cuantos millones de años surge uno de estos microgenes.
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