Se sabe que los viajes en el tiempo hacia el
pasado, y también algunos hacia el futuro, si fuesen posibles, podrían dar
lugar a paradojas destructivas. En un
artículo anterior ofrecí una lista de cinco tipos distintos de estas
paradojas. Aquí voy a explicar con más detalle el cuarto tipo que mencioné
allí: el hecho de que viajar en el
tiempo hacia el pasado y la libertad humana son incompatibles.
Lo haré mediante un cuento corto de ciencia-ficción, dividido en dos escenarios.
Primer escenario
A las 15:55, mi amigo Max me dijo: “Acabo de
inventar una máquina del tiempo. ¿Quieres verla?” Naturalmente, acepté.
A las 15:58, Max y yo entramos en la habitación donde estaba la máquina, cuyo aspecto era el de una simple silla metálica. La maquinaria parecía estar debajo del asiento.
A las 15:59, mientras Max y yo contemplábamos la
máquina desde la puerta de la habitación, apareció a su lado una segunda
máquina, copia exacta de la primera. En la segunda máquina venía sentado un
hombre, una copia exacta de Max. Max y yo nos quedamos asombrados mirándolo.
A las 16:00, mi amigo Max, el que había entrado
conmigo, se sentó en la primera máquina, pulsó un control y desapareció hacia
el futuro. La copia de Max, sentada en la copia de la máquina, observó lo que
hacía.
A las 16:01, la copia de Max pulsó un control en la
copia de la máquina y desapareció hacia el futuro. Ni los dos Max, ni las dos máquinas
volvieron jamás.
Después de pensarlo, comprendí lo que había
sucedido. A las 16:00, Max viajó en su máquina del tiempo hacia el futuro,
pero al llegar invirtió el sentido del viaje y volvió atrás, llegando a las
15:59. Dos minutos después, tras haber observado cómo partía el Max original hacia
el futuro, volvió a partir hacia el futuro. Jamás regresó.
En la figura, la línea azul es
Max. La línea roja es la máquina del tiempo.
Segundo escenario
A las 15:55, mi amigo Max me dijo: “Acabo de
inventar una máquina del tiempo. ¿Quieres verla?” Naturalmente, acepté.
A las 15:58, Max y yo entramos en la habitación
donde estaba la máquina, cuyo aspecto era el de una simple silla metálica. La
maquinaria parecía estar debajo del asiento.
A las 15:59, mientras Max y yo contemplábamos la
máquina desde la puerta de la habitación, apareció a su lado una segunda
máquina, copia exacta de la primera. En la segunda máquina venía sentado un
hombre, una copia exacta de Max. Max y yo nos quedamos asombrados mirándolo.
A las 16:00, la copia de Max se levantó de la copia
de la máquina, se sentó en la primera máquina, pulsó un control y desapareció
hacia el futuro. Mi amigo Max, de pie a mi lado, observó lo que hacía.
A las 16:01, mi amigo Max se sentó en la copia de
la máquina, pulsó un control y desapareció hacia el futuro. Ni los dos Max, ni
las dos máquinas volvieron jamás.
Después de pensarlo, comprendí lo que había sucedido. A las 16:01, Max viajó al futuro en la segunda máquina del tiempo. Cuando llegó, encontró allí esperándole al segundo Max y la primera máquina del tiempo. Cambió de máquina y volvió al pasado, llegando a las 15:59. Después de cambiar de máquina otra vez, viajó al futuro en la máquina del tiempo original. Jamás regresó.
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Sólo son posibles estos dos escenarios. Cualquier
otro que se intente diseñar sería inconsistente. Probadlo y lo veréis.
La línea del tiempo para la
máquina es la misma en los dos escenarios. Lo que varía es la línea del tiempo
del viajero. En el primer escenario, el viajero no cambia de máquina, ni en el
presente, ni en el futuro. En el segundo escenario, el viajero cambia de
máquina en el presente y en el futuro. Luego, si los viajes en el tiempo fuesen
posibles, los viajeros no serían libres. Lo que hacen en el presente determina
forzosamente lo que tendrán que hacer en el futuro, y viceversa. Si se cambia
de máquina ahora, tiene que cambiarse en el futuro; si no se cambia ahora, no
puede cambiarse en el futuro. Si no lo hacen así, si tratan de cambiar de máquina
solo al principio o solo al final del viaje, el universo sería inconsistente.
Nadie pone en duda que un ser humano es libre de
tomar una decisión tan elemental como cambiar o no cambiar de silla. Luego
hay que deducir que los viajes en el tiempo hacia el pasado son imposibles.
Hilo Temático sobre el Tiempo: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca
Esta paradoja la ideamos hace algunos años Francisco José Soler Gil y yo
Feliz Navidad. Nos vemos el 8
de enero



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