El árbol de la vida |
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A medida que se secuencian más y más genomas de seres vivos de tipos muy diferentes, aprendemos más cosas sobre el árbol de la vida. Hoy sabemos sobre él las siguientes cosas:
A medida que se secuencian más y más genomas de seres vivos de tipos muy diferentes, aprendemos más cosas sobre el árbol de la vida. Hoy sabemos sobre él las siguientes cosas:
- Del hecho de que todos los seres vivos actuales utilicen el
mismo código genético (con muy pequeñas variantes) se
deduce que todos los seres vivos que conocemos, actuales o extinguidos
(incluidos los virus), descendemos de un antepasado único, desconocido,
por supuesto, porque no queda el menor rastro de él en el registro fósil,
y si lo encontráramos probablemente no sabríamos reconocerlo. Este
antepasado hipotético común ha recibido el curioso nombre de LUCA, por las siglas de la
frase inglesa Last Universal Common Ancestor. (último
antepasado común universal). Este primer ser vivo estaría colocado en el
origen mismo del árbol de la vida (en la raíz). Actualmente se tiende a
pensar que este antepasado común pudo surgir, hace más de 3000 millones de
años, en las proximidades de las aberturas hidrotermales que se encuentran
en las dorsales oceánicas que separan las placas de la corteza terrestre
en los lugares en que el magma del manto tiende a subir a la superficie.
- Poco después de aparecer la vida, los seres vivos evolucionaron y se
dividieron en dos grandes troncos: las eubacterias (bacterias
verdaderas), conocidas desde que se descubrieron los microorganismos, hace
varios siglos, y las arqueobacterias o arqueas, identificadas
sólo hacia 1980. Ambos grupos, a los que algunos biólogos conceden la
categoría de reinos, se
clasifican en el dominio
de los procariotas
(seres unicelulares sin núcleo), que hoy día son los seres vivos más
primitivos (los virus podrían ser células incompletas, degeneradas por la
vida parasitaria).
- Hace unos 2000 millones de años apareció el tercer tronco del árbol
de la vida: el dominio de
los eucariotas,
las células con núcleo y mitocondrias. Parece que una arquea engulló a una
bacteria, pero en vez de digerirla, ambas aprendieron a vivir juntas una
dentro de la otra (y a reproducirse juntas) dando lugar a un nuevo tipo de
seres vivos. Ese primer eucariota hipotético, esa simbiosis de arquea y
bacteria que tampoco podremos encontrar en el registro fósil, aunque sí
podemos deducir su existencia, también tiene nombre: LECA, por las siglas de la
frase inglesa Last Eukaryotic Common Ancestor.
- Hace entre 1000 y 600 millones de años, algunos seres unicelulares
eucariotas dieron un segundo salto y aprendieron a vivir y a reproducirse
juntos, dando lugar a la aparición de un nuevo tipo de seres: los pluricelulares.
Esta paso se dio varias veces en varios grupos diferentes de eucariotas,
por lo que estos seres se dividen en reinos diferentes: protistas
(los eucariotas que siguen siendo unicelulares), hongos, plantas
y animales.
Resumiendo. Los
seres vivos se clasifican actualmente de la siguiente forma:
a) El dominio de los procariotas,
seres unicelulares sin núcleo, que a su vez se dividen en dos reinos: bacterias y arqueas.
b) El dominio de los eucariotas,
seres unicelulares con núcleo y pluricelulares, que a su vez se dividen en un reino unicelular (protistas)
y tres reinos pluricelulares: hongos,
plantas
y animales.
Esto desde el punto
de vista sistemático, de la clasificación. Desde el punto de vista del grado de
complejidad, lo que tenemos son cuatro niveles de organización progresiva:
1. Nivel procariota:
seres unicelulares sin núcleo.
2. Nivel eucariota unicelular:
seres unicelulares con núcleo, que comenzaron a existir cuando una arquea y una
bacteria hicieron vida en común.
3. Nivel eucariota pluricelular:
individuos formados por numerosas células unicelulares que hacen vida en común.
4. Nivel humano: única especie
de eucariotas pluricelulares que ha atravesado un punto crítico. Es el único ser
vivo capaz de evolucionar de dos maneras a la vez: con la evolución biológica
basada en su genoma (común a todos los seres vivos) y con la evolución cultural
(única en el hombre).
Nuestros parientes
más próximos (los chimpancés) muestran indicios de aproximarse al punto
crítico, pero aún no lo han atravesado, igual que el agua a 99ºC desprende
vapores, pero sigue en estado líquido. La diferencia entre el chimpancé y el
hombre puede resumirse en una frase que aparece en una de mis novelas, Los moradores de la
noche:
El hombre estudia al chimpancé. El
chimpancé no estudia al hombre.
Algunos enlaces relacionados
en este mismo blog:
Manuel Alfonseca
Agradezco a Felipe Gómez-Pallete,
que me sugirió este artículo
Muy buen resumen.
ResponderEliminarLo más impactante es que la cooperación entre una bacteria y una arquea para formar un eucariota. Aunque el autor no lo menciona, creo recordar que fue la solución biológica a la aparición de oxígeno en la atmósfera.
Es decir ante un problema se puede competir o se puede cooperar o ambas cosas a la vez.
En la filosofía básica de la vida el planteamiento es muy similar. Si solo hubiese lucha unos acabarían devorando a otros y el que subsistiera estaría mal preparado para el siguiente cambio.
Si solo hubiese cooperación las especies acabarían degenerando porque el mundo se llenaria de seres ineficientes.
Solo una equilibrada combinación de lucha y cooperacion parece lo adecuado
Interesante. La evolución no explica el origen de la vida, sólo es una especulación de cómo se pudo haber desarrollado una vez que inició. Sin embargo el fin del mundo y de la vida, que es a donde nos dirigimos, no será para nada evolutivo.
ResponderEliminar¡Magnífico artículo! Merece la pena divulgarlo... Y el comentario de García Alonso, muy oportuno. Muchas gracias a los dos.
ResponderEliminarAmigo y admirado Manuel, nunca me dejas indiferente con tus artículos. Respecto a lo de la quinta evolución, me gustaría resumirla definiendo el título como "La quinta involución". ¿No vamos camino a ser unos simples primates que nos enseñan a tocar unas teclas determinadas para obtener una recompensa? En esta era de la informática e internet, gran avance desaprovechado. Una herramienta tan potente creada para procesar datos y el 99% de la humanidad, solo lo utiliza para visualizar dichos datos.
ResponderEliminarEugenio García.
EPS
Como señalé en otro artículo, cualquier avance científico-técnico puede utilizarse bien o mal. El problema no está en los avances, sino en nosotros. Pero eso es una consecuencia de que seamos libres: podemos hacer buen o mal uso de nuestras herramientas. Pero no por eso debemos desear dejar de ser libres.
EliminarExcelente. Gracias, Manuel, comparto en Google + con tu permiso. Espero que estés pasando un dulce Adviento :-) Un abrazo.
ResponderEliminarSoy yo, admirado Manolo, el que te agradece tu mención y, sobre todo, tu constancia y acierto con este blog. Sí, la evolución es una constante provocación intelectual y vital, un proceso, a mi juicio, de origen desconocido y final abierto, durante el que la creación de estructuras crecientemente complejas lucha por retrasar el desenlace termodinamico del universo. Y ahi estamos. Un gran abrazo, Manolo. ¡¡Adelante siempre!!
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