Medidas de productividad del aumento de la esperanza de vida



En mi artículo anterior de este blog comenté el artículo titulado Are ideas getting harder to find?, que puede descargarse de la web de la Universidad de Stanford, en el que los autores analizan también el aumento de la esperanza de vida en los EE. UU. y el esfuerzo necesario para lograrlo, y alcanzan los siguientes resultados:

  • El aumento anual de la esperanza de vida al nacer en los EE. UU. fue casi dos veces mayor, entre 1900 y 1950, que entre 1950 y la actualidad (véase la figura adjunta, sacada del artículo). En ambos periodos, sin embargo, el aumento fue aproximadamente lineal. Para los autores, esto demuestra que la esperanza de vida es una de las pocas variables macroeconómicas que no se ha visto sometida a un aumento exponencial en el último siglo, lo que contradice las previsiones de Ray Kurzweil y otros, que recurren a dicho aumento exponencial para predecir que alcanzaremos la inmortalidad en un futuro relativamente próximo. En otros artículos de este blog he combatido esta idea.
  • Para medir el esfuerzo de la investigación en el campo del aumento de la esperanza de vida, los autores del artículo que comentamos recurren al número de publicaciones realizadas en tres especialidades concretas: la investigación sobre el cáncer; la del cáncer de mama, como caso particular del anterior; y la de enfermedades cardíacas. Esto cubre las causas de muerte por enfermedad más frecuentes en los últimos tiempos. En particular, se distingue entre el número total de publicaciones y las que hacen referencia a estudios clínicos.
  • Para medir la productividad de la investigación en esos campos, recurren al número de años de incremento de vida por cada mil habitantes que se pueden atribuir a los avances realizados en las tres especialidades mencionadas, detectando que en el conjunto de la investigación sobre el cáncer se alcanzó un máximo en los resultados de la investigación poco antes de 1990. En el caso del cáncer de mama, el máximo se alcanzó hacia 1985. En ambos casos, la productividad disminuyó rápidamente a partir de esos máximos. En el caso de las enfermedades cardíacas, la evolución de los resultados fue más variable, con altibajos considerables.
  • Las dos figuras adjuntas, sacadas igualmente del artículo, muestran la relación entre ambas variables: esfuerzo y productividad de la investigación. En cada figura, el eje vertical representa el cociente entre el número de años de incremento de vida conseguidos por cada cien mil habitantes, dividido por el número de publicaciones (o el número de estudios clínicos) realizados en ese campo. Se puede ver que la máxima eficiencia de la investigación se consiguió, en el caso del cáncer, hacia 1985, y en las enfermedades cardíacas hacia 1970. Desde entonces hasta ahora, la eficiencia de la investigación ha ido decreciendo progresivamente, hasta alcanzar niveles mínimos en el caso de las pruebas clínicas.

Estas son las conclusiones de los autores del artículo:
Entre 1985 y 2006, la disminución de la productividad de la investigación se traduce en que el número de años de vida salvados por cada 100,000 personas por cada publicación de un ensayo clínico relacionado con el cáncer disminuyó desde más de 8 años a poco más de uno... A continuación, sin embargo, obsérvese que si nos remontamos a 1975 esa situación no se mantiene. Entre 1975 y mediados de la década de 1980, la productividad de la investigación para [las] categorías de investigación sobre el cáncer aumentó bastante. La producción de ideas nuevas es obviamente complicada y heterogénea. Estos casos sugieren que puede ser más fácil encontrar ideas nuevas al principio, pero después se vuelve más difícil, al menos en algunas áreas.
Queda bastante claro que la suposición de que estamos a punto de alcanzar la inmortalidad gracias a los avances explosivos de la medicina está bastante lejos de la realidad.

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Manuel Alfonseca

2 comentarios:

  1. Importantes conclusiones y lecciones de humildad para el hombre.

    Momentos en que se especula y se hace demagogia con aparentes e infundadas promesas de la Inteligencia Artificial.Se podría aplicar también a otros ámbitos como la capacidad humana para conocer, comprender y revertir el cambio climático.

    El hombre aún seguirá siendo hombre para bien y para mal; la cura de enfermedades requerirá su tiempo y el desempeño de trabajos dignos seguirá facilitando que la tarea humana siga siendo necesaria.

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  2. Hola, lamento haber tardado en contestar. Muy buen artículo, que pone en tela de juicio las tesis transhumanistas. La materia es finita, y tenemos un tiempo limitado de estancia en este mundo.

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