Cronologías y días Julianos

Joseph Justus Scaliger
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Una de las preocupaciones fundamentales del hombre civilizado es el estudio del pasado, natural o humano. Para ello es preciso poder fijar la fecha en que tuvo lugar cada suceso. Ese es el objetivo de toda una ciencia: la cronología.

Si se conoce la fecha exacta de un suceso, podemos definirla dando el día, mes y año en que tuvo lugar. Por ejemplo, decimos que la segunda guerra mundial comenzó el día uno de septiembre de 1939. Con el día y el mes no hay problema, pero ¿cómo se numeran los años? Es evidente que hay que tomar un origen o punto de partida y ponernos todos de acuerdo sobre él.

Este sistema de datación provoca un efecto curioso: los números asignados a los años posteriores al origen crecen hacia el futuro, mientras que los anteriores crecen hacia el pasado. Así, el año 2000 de nuestra era es posterior al año 1000, pero el año 2000 a.e.c. fue anterior al año 1000 a.e.c. (véase más abajo lo que significan estas siglas). Los años anteriores al origen de la cuenta de años funcionan como números negativos.

Si pudiésemos adoptar como comienzo de la cuenta de años la fecha del Big Bang, la serie de los años anteriores al origen desaparecería, pues antes del principio del universo no consta que ocurriera nada. El problema, claro está, es saber el momento exacto en que tuvo lugar ese fenómeno.

El sistema cronológico del Imperio Romano contaba los años desde la fecha mítica de la fundación de la ciudad (753 a.J.C.), lo que permitía a los romanos prescindir de los números negativos. Una fecha determinada se nombraba año 533 ab urbe condita (a.u.c.), que corresponde al 221 a.J.C.

Entre los sistemas cronológicos basados en sucesos concretos podemos mencionar la era islámica, que cuenta los años a partir de la huida de Mahoma desde la Meca a Medina (la héjira), que tuvo lugar el día 17 de julio del año 622 de nuestra era. Este sistema de datación tiene la particularidad de que no basta con restar 622 de la fecha internacional para calcular el año islámico en que nos encontramos. El año islámico es lunar y tiene 354 o 355 días. Por lo tanto, la cuenta de sus años avanza más deprisa que los nuestros, de modo que el año 1980 de la era cristiana fue el 1400 de la héjira, en lugar del 1358, como correspondería con una cuenta de años solares.

También los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII intentaron imponer un nuevo sistema cronológico. Además de cambiar el calendario, adoptaron como fecha inicial de la historia el 22 de septiembre de 1792, al que llamaron día uno de vendémiaire del año 1 de la República. Esta cronología tuvo una duración efímera, menos de catorce años, pues fue abolida por Napoleón Bonaparte en 1806.

El sistema cronológico internacional que usamos es la era cristiana. Después de la caída y desintegración del imperio romano de occidente, la era romana se siguió utilizando durante algunos siglos más, pero en el siglo VI el teólogo Dionisio el Exiguo calculó la fecha del nacimiento de Cristo en el año 754 a.u.c. (véase este artículo de mi blog). Más tarde se pasó a utilizar esta fecha como comienzo de la cuenta de años y se la llamó año 1 A.D. (Anno Domini, Año del Señor). Fechas posteriores de la era cristiana podían calcularse restando 753 años de la fecha romana hasta entonces en vigor. En cuanto a las anteriores al 754 a.u.c. correspondían en la nueva era a números negativos y se obtenían restando la fecha romana de 754 y añadiendo las siglas a.J.C. (antes de Jesucristo, B.C. en inglés). Por ejemplo, el año 533 a.u.c. corresponde al 221 a.J.C., como se dijo atrás.

Hoy la era cristiana se ha convertido en el sistema internacional de cronología, utilizado por el comercio, la historia y la ciencia para fijar todo tipo de fechas históricas comprendidas entre el año 5000 a. de J.C. y la actualidad. Pero como Occidente se empeña en renunciar a los valores cristianos que le hicieron nacer, ahora se utilizan otras siglas para referirse a la cuenta de años. Se habla de la era común (e.c., C.E. en inglés) y de antes de la era común (a.e.c., B.C.E. en inglés). Pero puesto que yo soy cristiano, insisto en interpretar esas nuevas siglas de modo más tradicional, como era cristiana y antes de la era cristiana.

Para los cálculos astronómicos se introdujo una pequeña discrepancia. En el sistema de uso general no existe el año cero, pues el 1 a.e.c. precede inmediatamente al 1 e.c. Los astrónomos, en cambio, sí utilizan el cero. Todas las fechas a partir del 1 e.c. coinciden, pero el 1 a.e.c. es el año astronómico cero, y cualquier año anterior al principio de la era cristiana pierde una unidad: así, el 300 a.e.c. es el año astronómico -299.

Existe otro método para contar fechas que utilizan a veces los historiadores y los astrónomos. Se trata de los días julianos, inventados en 1582 por Joseph Justus Scaliger. Los días julianos no tienen nada que ver con el calendario juliano ni con el dictador romano Julio César, pues su autor les dio ese nombre en honor a su padre, Julius Caesar Scaliger. El método define cada fecha por el número de días transcurridos desde el 1 de enero del año 4713 a.e.c., que es anterior al principio de la historia. Una fecha concreta se define con un solo número en lugar de tres (año, mes y día). Dicho número siempre es positivo para todas las fechas históricas. Para conocer el número de días transcurridos entre dos fechas determinadas, basta restar sus días julianos respectivos. Eso sí, tiene el inconveniente de trabajar con números muy grandes. Por ejemplo, al 1 de enero del año 2001 (primer día del siglo XXI y del tercer milenio de nuestra era) le corresponde el día juliano 2.451.544.

El listado adjunto muestra un programa de ordenador escrito en el lenguaje C que calcula el día juliano de cualquier fecha.

 long diaJuliano ( int dia, int mes, int anno) {

      int f = (mes<3) ? 1 : 0;

      int g = anno+4900-f;

      if (anno<1582 || (anno==1582 && (mes<10 || (mes==10 && dia<5))))

          return dia - 32114L + ((1461L*(g-100))/4) + ((367L*(mes-2+12*f))/12) ;

      else if (anno>1582 || (anno==1582 && (mes>10 || (mes==10 && dia>14))))

          return dia - 32075L + ((1461L*(g-100))/4) + ((367L*(mes-2+12*f))/12) - (3*(g/100))/4;

      else printf (“Esa fecha no existe\n”); return 0;

}

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Manuel Alfonseca

5 comentarios:

  1. Muchas gracias por el artículo, lo he leído con atención y es muy interesante. El código incluido es un detalle, fácil de entender y de pasar a otros lenguajes como Java, Javascript o Python.

    Sobre la denominación para los años positivos y negativos, yo también uso AC/DC, además con el significado de antes de Cristo (no soy cristiano, pero no me causa problema alguno denominarlos así) y después de Cristo, encima esa denominación es el nombre un grupo de rock muy conocido, y por eso eso fuera poco, también son las siglas de los tipos de corriente eléctrica. ¿ Qué más se puede pedir ?, no veo mejor opción (no me molan tampoco las denominaciones revisionistas).

    Un fuerte abrazo,, y cuidesé..

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  2. https://www.abc.es/ciencia/abci-bang-pudo-fabricar-futuros-diferentes-202103070858_noticia.html#vca=amp-mod-lo-mas-p1&vmc=leido&vso=ciencia&vli=noticia.foto.ciencia&vtm_loMas=si&ref=https://www.abc.es/ciencia/abci-bang-pudo-fabricar-futuros-diferentes-202103070858_noticia_amp.html?__twitter_impression=true esto que significa?

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  3. Ok .http://frasesdedios.blogspot.com/2013/09/la-singularidad-del-ser-humano.html?m=1 esto es lo que pretenden hacernos los cientifistas dogmaticos tanto empeño en denigrar a las personas

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  4. La imagen que la ciencia ofrece del mundo que me rodea es deficiente. La ciencia nos ofrece mucha información sobre los hechos, coloca toda nuestra experiencia en un orden magníficamente consistente, pero guarda un espantoso silencio sobre todo lo que realmente está cerca de nuestro corazón, todo lo que realmente importa. No puede decirnos nada sobre lo rojo o lo azul, lo amargo o lo dulce, el dolor o placer físicos. No dice nada de la belleza y la fealdad, lo bueno o lo malo, Dios y la eternidad. La ciencia a veces pretende contestar cuestiones referentes a estos ámbitos, pero sus respuestas son a menudo tan estúpidas que no estamos inclinados a tomarlas en serio"

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