El optimismo de Teilhard de Chardin



Pierre Teilhard de Chardin
La visión de Teilhard de Chardin sobre el porvenir es esencialmente optimista, quizá demasiado. En su libro El Fenómeno Humano esboza su visión de la evolución futura de la humanidad, que presenta como un proceso de convergencia creciente hacia un centro unificador al que da el apropiado nombre de Punto Omega.
Al estudiar el proceso unificador que debe llevarnos a la siguiente etapa (si no al punto final) de nuestra evolución, Teilhard distingue tres ámbitos diferentes:
  1. El que se plasma en cada uno de nosotros, en nuestros cuerpos; por eso llama a este ámbito la energía incorporada. En este campo, según él, tenemos mucho por hacer: desde dominar completamente las enfermedades, hasta diseñar, por medios diversos, un tipo humano superior. Al respecto dice esto en su artículo La Energía Humana, escrito en 1937: Semejante ambición ha parecido, durante mucho tiempo... fantástica e incluso impía... [P]or un complejo de razones oscuras, nuestra generación mira todavía con desconfianza cualquier esfuerzo esbozado por la ciencia para dominar los resortes de la herencia, de la determinación de los sexos, del desarrollo nervioso.
  2. La energía controlada. Se consigue mediante el desarrollo técnico, que acorta la distancia efectiva entre dos seres humanos cualesquiera. En otro lugar he mencionado que Internet está construyendo el sistema nervioso de un nuevo súper-organismo que, de momento, no tiene cabeza. Aunque Teilhard no podía prever la existencia de Internet, los avances técnicos en el campo de las telecomunicaciones eran ya bastante grandes en su época, para que sus previsiones no resulten demasiado sorprendentes.
  3. La energía espiritualizada, según Teilhard la porción más interesante de las fuerzas humanas por organizar. Aquí engloba cuestiones muy diversas, como el amor humano, cuyo objetivo primordial debería ser la unión de la pareja, antes que la reproducción; y posibles avances en el campo de la comunicación directa entre seres humanos mediante telepatía, mística y procedimientos similares.
Convergencia hacia
el Punto Omega
El problema con la visión optimista de Teilhard es que todo avance, tecnológico o simplemente humano, tiene siempre dos caras: una positiva y una negativa, y si la primera debería ser fomentada, es preciso evitar la segunda. Así, por ejemplo, Teilhard era partidario de frenar el aumento de la población mundial, pero estoy convencido de que la forma en que lo estamos haciendo, a base de provocar más de 10 millones de abortos cada año, le habría horrorizado. Conociéndole, es fácil llegar a la conclusión de que lo habría considerado una disipación espantosa y egoísta de energía humana, basada en todo lo contrario de lo que él proponía. Así definió el egoísmo: la Vida se esparce en una pluralidad de conciencias reflejas, de las cuales cada una es su razón última.

En su libro Los desafíos de hoy Jordi Marjanedas distingue entre dos tendencias diferentes en el camino hacia el futuro de la evolución:
  • Globalización: sus características son primordialmente negativas, y se concentra en unos pocos organismos comerciales, industriales y financieros, difundidos a nivel planetario, que han tomado en sus manos el control de la sociedad moderna. Aunque no las menciona, todos conocemos a muchas de esas súper-empresas que lo dominan todo, que se permiten el lujo de censurar lo que no les gusta (que suele ser lo que no se adapta a la ideología dominante), y que además ni siquiera compiten entre ellas, pues se reparten cuidadosamente el mercado: Amazon (distribución), Apple (telefonía), Facebook (redes sociales), Google (buscadores, depósito de vídeos) y Microsoft (sistemas operativos para ordenadores).
  • Mundialización: este sería el próximo paso de la evolución humana, tal como la entendía Teilhard de Chardin. Tendría por objeto, utilizando las palabras del propio Teilhard, la aparición espontánea y el cultivo sistemático del “sentido cósmico”. Por él los hombres se elevan a la percepción de su naturaleza “molecular. Dejar de ser individuos cerrados para constituirse en parte... [de un todo] en el que cada [célula] ocupa, y es la única en poder ocuparlo, un lugar determinado.
Algunos de los avances futuros que propone Teilhard son extremadamente peligrosos. Pienso, por ejemplo, en el diseño de un tipo humano superior. ¿A quién vamos a  encargar su realización? ¿A los políticos actuales, que se están convirtiendo cada vez más en el primer problema de nuestra sociedad? ¿A las grandes empresas mencionadas más arriba, que sólo buscan su propio crecimiento? ¿O a los científicos, que actúan en el mejor caso por simple curiosidad, y en el peor, manipulados por entidades que escapan a todo control?


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Manuel Alfonseca

12 comentarios:

  1. Por una parte es posible pensar que los humanos tendemos a formar un superorganismo, donde cada uno juegue un papel dentro de un todo, como las células del cuerpo. Por otra parte, tenemos nuestra individualidad y somos libres de someternos a esa entidad superior o no hacerlo. Sería fácil someterse si estuviéramos seguros de que la entidad superior está regida por alguien que antepone el bien de la totalidad al provecho propio. Pero hemos visto repetidamente a lo largo de la historia como aquellos que rigen la totalidad se pervierten y terminan actuando sobre todo para afianzar y ampliar su poder, importándoles muy poco el bien común. El ideal de la Iglesia con Cristo como cabeza respondería al ideal de unidad con justicia y con amor.
    Históricamente, es innegable que los humanos estamos organizados en unidades que son progresivamente más grandes, pero también hemos visto las grandes tiranías y los grandes conflictos. El avance hacia la unidad del género humano no es un avance uniforme.
    Parece que se percibe en la historia una especie de pulsación entre dos tendencias que predominan alternativamente, una hacia la unión y otra hacia la afirmación de la individualidad, que se manifiesta tanto en los que dominan como en los dominados.

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    1. No sé si las tendencias malas y aquellas hacia la concordia y la unidad se alternan historicamente o más bien crecen en paralelo. Ciertos pasajes del evangelio, como la parábola del trigo y la cizaña indicarían más bién esto últiimo. Sin embargo también es verdad que sus manifestaciones aparecen alternándose. El mismo evangelio nos muestra como la entrada de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud hosanándole se alternó al cabo de cinco días con otra multitud pidiendo a gritos su crucifixión. Una alternancia resultado final, por un lado de tres años de fructuosa predicación en unos, y por otro lado también de tres años de oposición y de astío crecientes en otros.¿Que sean dos movimientos también de la historia de la humanidad? ¿Por un lado la tendencia hacia la creciente formación de la humanidad unida en Cristo, y por otro lado del rechazo a dicho proyecto por parte de quienes pretenden egoísticamente un control político y económico global? Teilhard de Chardin es el místico-científico (o el científico-místico) que ve el proceso evolutivo con los ojos de la fe, y por tanto contempla el aspecto positivo del camino hacia la unidad en Cristo de la humanidad y de la tierra entera. Es el gran visionario del aspecto positivo. No se preocupa del negativo pues sabe que la cizaña por mucho que crezca no impide que el trigo llegue a formar la espiga.

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    2. Yo diría que las tendencias buenas y malas se superponen siempre, pero como no van exactamente en fase, en la evolución global de la humanidad se producen alternancias, unas veces más idealistas, otras más materialistas, durante las cuales el bien y el mal más frecuentes cambian en función del tipo de sociedad que predomina. El sociólogo estadounidense Pitirim Sorokin detectó en su "Social & Cultural Dynamics" que en los últimos 2000 años hubo al principio una fase materialista, que fue seguida por una idealista, para terminar en la nueva fase materialista en que vivimos. Hablé de esto en mi artículo de este blog El origen de la violencia.

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  2. Como dice Manuel, creo que Teilhard se pasó de optimista pero porque no podía predecir muchas de las cuestiones que están pasando en la actualidad y que vienen pasando desde hace unos cuantos años. Sin embargo, yo me resisto a perder la esperanza. Aunque la tendencia actual es mala y las cosas seguramente se pondrán aún peor en los próximos años, creo también que hay indicios, todavía muy leves (lo veo como siempre se suelen ver estas cosas en la ilusión de los jóvenes), de que esta tendencia va a cambiar en algún momento, no sé, quizá en unos 10 años... No lo podemos saber. Pero creo sinceramente que llegaremos a un punto en el que el sentido que llevamos se quede sin más recorrido. Por supuesto ninguno sabemos lo que va a pasar, y quizá yo también me pase de optimista :-)

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  3. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha cumplido su deber en los últimos decenios, rechazando las graves desviaciones doctrinales de numerosos teólogos católicos. El Santo Oficio exhortó a todos los Ordinarios, así como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger efectivamente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores. Sin embargo no todo en la teología y la espiritualidad de Teilhard de Chardin es reprobable. En particular, su vivo sentimiento de la presencia de Dios en todo el cosmos, al punto de hacer de éste un "medio divino", puede ser entendida rectamente dentro del sistema sacramental de la doctrina católica

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    1. Es cierto que el Santo Oficio avisó en 1958 y 1962 sobre los "peligros" de la obra de Teilhard de Chardin, pero a partir de 1962, el libro de Henri de Lubac dio comienzo a su reivindicación, que fue apoyada nada menos que por Joseph Ratzinger, antes y después de convertirse en el Papa Benedicto XVI, por el Papa Francisco y por otros.

      Es posible que decida escribir otro artículo en este blog explicándolo con más detalle.

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  4. Eso es lo que no se entiende don Manual. A Castellani, que era totalmente ortodoxo lo marginaron. A Teilhard de Chardin, heterodoxo, al final lo reivindican. En la obra de Teilhard abundan las hipótesis gratuitas, como la "consciencia" (sic) de los átomos, moléculas, etc. Teilhard parece pensar: si la realidad no concuerda con mi teoría, tanto peor para la realidad. A la fuerza la encajo dentro de mi lecho de Procusto. A un católico admirador de Teilhard (como lo era yo hacia 1992) debería dejarlo más que perplejo, por ejemplo, enterarse de la opinión de Teilhard sobre San Agustín: "Ese hombre terrible... Lo arruinó todo" (es decir, toda la doctrina católica).

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    1. Lo de la "consciencia" de los átomos según Teilhard lo expliqué en un artículo de este blog: El fenómeno humano y con más detalle en uno de mis libros: "El quinto nivel de la evolución".

      ¿Dónde dijo Teilhard esa frase que cita sobre San Agustín? No recuerdo haberlo leído, y he leído prácticamente todo lo que escribió.

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  5. Me permití citar esa frase del padre Castellani que leí hace algún tiempo. El padre Castellani dijo esto también sobre Teilhard:

    “Teilhard de Chardin sostiene que la Parusía o retorno de Cristo no es sino el término de la evolución darwinística de la Humanidad que llegará a su perfección completa necesariamente en virtud de las leyes naturales; porque la Humanidad no es sino “el Cristo Colectivo”. La doctrina enseña que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo; pero si toda la Humanidad lo es, huelga el Juicio Final, el cual en efecto, según el paleontólogo nombrado, no es sino “el final de la Evolución”; donde de necesidad algunos tienen que llegar cola; y eso es el Infierno –según él...Pone una solución infrahistórica de la Historia; lo mismo que los impíos “progresistas”, como Condorcet, Augusto Comte y Kant; lo cual equivale a negar la intervención sobrenatural de Dios en la Historia”.
    (R. P. Castellani – “El Apokalipsis de San Juan”, Cuaderno III, Excursus N – Actualidad del Apokalipsis)

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    1. Dudo mucho que Teilhard dijera eso de San Agustín. Al ser una frase de tercera mano, es posible que se haya perdido información sobre la marcha.

      En cuanto a que Teilhard negaba la intervención sobrenatural de Dios en la historia, no estoy de acuerdo. Le recomiendo lea "El medio divino" y verá cómo esa interpretación no es correcta.

      No veo ninguna contradicción entre el Punto Omega de Teilhard y la existencia del infierno, que es consecuencia lógica de que la libertad humana. Si somos libres, podemos negarnos a participar en el Punto Omega. Como dijo C.S.Lewis: "¿Qué quieren que haga Dios [con los que no quieran participar]? ¿Que los deje en paz? ¡Ay, me temo que sea eso lo que haga!"

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  6. Gacias Manuel por citar mi libro. Una realidad que se describe allí y que creo que viene a cuento en el argumento que presentas aquí es lo que se refiere al “sistema de control”. El hecho de que, en la constitución de toda realidad organizada, en cualquier nivel de complejidad (moléculas, plantas y animales, sociedades), podemos identificar siempre uno de los elementos que es portador del nivel de organización del conjunto, “conocedor” del papel específico de todos los demás, alrededor del cual se ordenan todos ellos en su variedad para constituir un todo, una unidad estable. Pues bien, yo creo que si observamos con los ojos de la fe a Jesucristo, El es un hombre como nosotros pero con la capacidad especial de habernos acogido a todos intimamente en El hasta el punto de subir con El en la cruz, ofrecíéndose por todos, redimiéndonos con su muerte-resurreccón. Es decir, es el auténtico “sistema de control” de la unidad de la humanidad en formación. Los cristianos podemos tener la confianza plena (aquella que tenía Teilhard de Chardin) de que la unidad de la humanidad formando un solo Cuerpo con Cristo será un día una realidad concreta porque existe ya en el mundo el elemento con la característica del “sistema de control”: Cristo que resucitado, sigue vivo y nos orienta a cada uno hacia el punto omega de convergencia final. Basta que escuchemos su voz durante toda la jornada.

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