![]() |
Arthur C. Clarke |
En un
artículo anterior señalé que las predicciones a corto plazo son peligrosas,
porque la fecha prevista no tarda en llegar, y el “profeta” corre el riesgo de
que alguien (como yo) guarde las predicciones y compruebe si realmente se
cumplieron.
En este artículo voy a aplicar el mismo principio a las predicciones a largo plazo, en las que el efecto resulta aún más espectacular. Claro es que es más difícil que esas predicciones se recuerden, pero siempre hay alguien (como yo) que guarda recortes de prensa de 1963 y puede comprobar si dichas predicciones se cumplieron.