Martin Gardner |
La palabra seudociencia no está en el Diccionario de la Academia de la Lengua, pero sí está el adjetivo seudocientífico, que se define así:
Falsamente científico
En cuanto a la Wikipedia, la
define así:
Afirmación, creencia o práctica presentada
como científica y fáctica, pero que es incompatible con el método científico
Podemos deducir que seudociencia es una teoría o disciplina que se presenta como científica, pero no lo es. La distinción entre ciencia y seudociencia es importante, porque las seudociencias abundan, casi más que las ciencias, aunque a veces es difícil distinguirlas, porque a lo largo de la historia, las ideas sobre lo que es científico y lo que no lo es, han ido cambiando.
Lo primero que hay que aclarar,
es que una teoría científica que posteriormente se demuestra falsa no es
seudociencia. En su momento, fue perfectamente científica. El hecho de que ha
sido posible falsarla (demostrar que es errónea) demuestra que sí era
científica. Por ejemplo:
- La teoría cosmológica de Ptolomeo, que ponía a la Tierra como un astro inmóvil en el centro del sistema
solar, no fue falsada hasta el siglo XIX, cuando Bessel detectó en 1838 la
primera paralaje
estelar, lo que demostró que la Tierra se mueve alrededor del sol, y en
1851 por el péndulo de
Foucault, que demostró que la Tierra gira alrededor de su eje. Hasta
ese momento, la cosmología de Ptolomeo fue científica, aunque en la
práctica había sido abandonada por casi todos los astrónomos desde los
tiempos de Newton.
- La teoría del flogisto para explicar fenómenos químicos como la aparición de herrumbre y la
combustión, que estuvo en vigor durante un siglo, hasta que Lavoisier la falsó
y la sustituyó por la teoría de la oxidación.
Lo que sí sería seudociencia es
defender una teoría después de que haya sido falsada de forma convincente. No
me consta que haya ahora muchos defensores de la cosmología de Ptolomeo ni de
la teoría del flogisto, pero sí los hay de la Tierra plana, una cosmología que
es aún más antigua que la de Ptolomeo, y en ese caso sin duda se puede hablar
de seudociencia.
Hay algunos casos de teorías que,
cuando fueron propuestas, se consideraron científicas, y luego dejaron de serlo
y fueron degradadas al nivel de seudociencias. Por ejemplo:
- La frenología: Ideada
a principios del siglo XIX y aceptada como ciencia durante más de un siglo,
afirmaba que es posible deducir el carácter y la personalidad de un ser
humano, así como sus posibles tendencias criminales, basándose en la forma
y medidas de su cráneo, cabeza y facciones.
- La eugenesia: Ideada
durante el siglo XIX por Francis Galton, primo de Darwin, tenía por objeto
la mejora de la especie humana mediante la cría selectiva, al estilo de lo
que se hace con los animales domésticos. Esta seudociencia social quedó
desacreditada cuando los nazis la utilizaron como base científica para
asesinar o esterilizar a millones de personas discapacitadas, enfermos
mentales, homosexuales y los pertenecientes a ciertas etnias consideradas inferiores,
como los judíos y los gitanos. Sin embargo, recientemente ha habido
intentos de reivindicarla, como la eugenesia liberal,
que intenta combinarla con la ingeniería genética para mejorar la especie
humana, con resultados prácticos terribles, como el casi exterminio de
las personas afectadas por el síndrome de Down utilizando el
aborto selectivo.
Al combatir las seudociencias, los
científicos solemos encontrarnos en desventaja ante nuestros oponentes debido a
las particularidades del método científico, que no nos permite hacer
afirmaciones tajantes y nos obliga a dejar siempre la puerta abierta a la
posibilidad de error en las teorías establecidas. Veamos al respecto un caso
paradigmático.
Immanuel Velikovsky |
En 1950, Immanuel Velikovsky publicó un libro (Worlds in collision) que provocó grandes controversias. Sus ideas seudocientíficas delirantes tenían por objeto ofrecer explicaciones naturalistas a los milagros del libro del Éxodo. Resumiendo:
Hacia el año 1500 a.C. un cometa gigante
salió despedido de la masa de Júpiter y se dirigió hacia el sistema solar
interior. Tras una serie de evoluciones, durante las cuales estuvo a punto de
chocar varias veces con Marte y con la Tierra, su órbita acabó transformándose
en una circunferencia y el cometa se convirtió en el planeta Venus. Durante sus
roces con la Tierra, provocó las diez plagas de Egipto, la separación de las aguas
del mar Rojo para que pasaran los israelitas, la lluvia de maná en el desierto,
y la detención del movimiento de rotación de la Tierra durante la batalla de
Josué contra los amorreos.
El libro de Velikovsky provocó la
indignación de los astrónomos, pero tardó en ser refutado desde el punto de
vista científico. Las refutaciones más sonadas fueron realizadas por divulgadores
científicos como Martin Gardner (que le dedicó un capítulo de su libro Fads & Fallacies in the name of science, 1952-57)
e Isaac Asimov (que le dedicó un artículo titulado Worlds in confusion, publicado en 1969 y
recopilado en su colección The stars in their
courses, 1971). Por fin, en 1974, la AAAS patrocinó un encuentro
científico para discutir las teorías de Velikovsky, en el que el astrónomo y
divulgador Carl Sagan leyó un artículo de 70 páginas que luego se convirtió en
un capítulo de su libro Broca’s Brain (El cerebro de Broca). En este artículo, Sagan analizó uno por uno los problemas científicos del libro
de Velikovsky, pero siempre habla como un científico. Nunca dice que esos
problemas son definitivos. Por ejemplo, hablando de la circularización de la
órbita de Venus, dice esto:
La idea de que Venus puede haberse
convertido, en unos pocos miles de años, de un objeto con una órbita muy
excéntrica en uno con su órbita actual, que es… la órbita circular casi más
perfecta de todos los planetas, no concuerda en absoluto con lo que sabemos
sobre el problema de los tres cuerpos de la mecánica celeste. Sin embargo, hay
que admitir que ese no es un problema completamente resuelto y que, aunque lo
más probable es que las hipótesis de Velikovsky tienen las de perder, no existe
todavía una evidencia total en contra.
Como es natural, los partidarios
de Velikovsky saludaron esta forma de plantear la cuestión como un triunfo de
sus ideas.
Es curioso que Sagan terminara así
su análisis de las teorías de Velikovsky:
Si nos vemos obligados a elegir -y
taxativamente no lo estamos- ¿no es acaso mejor la evidencia del Dios de
Moisés, Jesús o Mahoma que la del cometa de Velikovsky?
En su libro The pseudo-science wars (2012) Michael Gordin llega
a la conclusión de que no es fácil distinguir la ciencia de la seudociencia. Quizá
lo mejor sea adaptar el famoso dicho del juez Potter Stewart sobre la
obscenidad: Distinguimos la pseudociencia
cuando la vemos. En cuanto a Martin Gardner, dice esto:
El problema de determinar el grado en que
se confirma una teoría es extremadamente difícil y técnico y, de hecho, no
existen métodos conocidos para dar "valores de probabilidad" precisos
a las hipótesis… Excepto en unos pocos casos, vamos a ocuparnos de teorías tan “casi
con certeza falsas” que no hay duda razonable sobre su inutilidad.
La palabra seudociencia se
utiliza también como insulto, sobre todo para descalificar a quienes no están
de acuerdo con la ideología dominante. Así, artículos
míos en defensa de la ortodoxia biológica (la vida humana empieza en
la fecundación del óvulo por el espermatozoide), han sido calificados
como seudociencia, aunque sólo explican lo que dice la ciencia al respecto
desde hace más de siglo y medio. Pero cuando los biólogos de profesión
partidarios del aborto se enfrentan a mí en los debates subsiguientes, nunca llaman
seudociencia a mis argumentos, pues saben que lo que digo es verdad; tratan de justificar
sus ideas afirmando que la cuestión del aborto provocado no corresponde
decidirla a la ciencia, sino a los gobiernos y los parlamentos. Es lo mismo que
pensaban los nazis sobre el derecho a la vida de muchos seres humanos.
Leyendo el excelente artículo de Manuel, me da la sensación de que el problema no es tanto la contraposición ciencia /pseudociencia como la utilización de las teorías científicas para lo que no son.
ResponderEliminarEl ejemplo de Ptolomeo es mi preferido. La construcción del modelo del Universo que propone está basada en que los planetas se mueven en órbitas circulares con el centro el la Tierra. El giro de los planetas está gobernado por las ecuantes, rectas fijadas a un punto (centroide) sobre el que giran a velocidad uniforme, idéntica para el Sol y para todos los planetas.
Este movimiento está complementado con nuevas órbitas centradas en la intersección de la ecuante con la órbita principal.
Lo asombroso de este aparatoso modelo es la precisión con la que permite predecir la posición de los planetas ("planeta" viene de la palabra griega que significa "vagabundo") que dejó de ser errática y que se pudo entonces calcular como nunca antes había
sido posible. Éste es uno de los mayores logros intelectuales de la Humanidad.
Sin embargo, parece que ya hubo antes de Copérnico personas que se extrañaron de que en el modelo de Ptolomeo todos los planetas se muevan a la vez ("Si todo se mueve a la vez, quizás eres tú el que se está moviendo"), pero no había alternativa.
El único motivo por el que sustituye el modelo de Ptolomeo por el modelo de Copérnico es porque éste es más preciso (no mucho más, estamos hablando de errores bajísimos).
Hasta aquí es Ciencia. Los problemas aparecen cuando nos salimos de este paradigma y lo que es un modelo matemático lo transformamos en otra cosa.
Ya ocurrió con el modelo de Copérnico. La famosa controversia de si el centro del Universo (concepto nada claro) era la Tierra o el Sol no es científica. La Ciencia dice: "da igual, pero los cálculos con el sistema de referencia en el Sol son más fáciles y más precisos".
El Terraplanismo es otro ejemplo. El modelo de Tierra plana nos vale si estamos hablando de una zona reducida, y todos lo aplicamos al usar el GPS en el coche (las pantallas del navegador son completamente planas). Pero si tomamos en consideración una extensión amplia, no hay más remedio que utilizar el modelo de Tierra esférica (otra simplificación, la Tierra no es una esfera sino algo parecido).
Mientras se sigan aplicando las teorías científicas para lo que no son (modelar la Naturaleza y poder predecirla) seguiremos escuchando disparates como los que comenta Manuel.
Luis
Luis dice: "La famosa controversia de si el centro del Universo (concepto nada claro) era la Tierra o el Sol no es científica. La Ciencia dice: "da igual, pero los cálculos con el sistema de referencia en el Sol son más fáciles y más precisos"."
EliminarEl tiempos de Copérnico quizá fuera así en la práctica, pero ya desde antes se había visto que los dos sistemas no eran equivalentes desde el punto de vista científico: los distinguía la paralaje estelar, que no existiría si la Tierra estaba en el centro, y sí la habría si el sol estaba en el centro.
La paralaje no se pudo detectar hasta el siglo XIX, aunque antes (en el XVIII) se pudo confirmar el heliocentrismo gracias al descubrimiento inesperado de la aberración estelar.
Efectivamente, en su momento el sistema de Copérnico, incluido considerar el centro del Universo en el Sol, era mejor modelo que el de Ptolomeo. Actualmente consideramos que es mejor modelo considerar que el Sol también se está moviendo y que formamos parte de una Galaxia que probablemente también gire, aunque el mismo concepto de espacio se tambalee y ya no sepamos si tiene sentido creer que hay algo "quieto" en alguna parte. Pero así es la Ciencia...
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