Naturalismo o naturalismos

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La cosmovisión naturalista es un libro monumental, escrito por Moisés Pérez Marcos, sobre la(s) filosofía(s) naturalista(s). Porque al igual que con el multiverso, del que existen muchas teorías diferentes, usualmente incompatibles entre sí, hay (casi) tantas filosofías naturalistas como filósofos naturalistas. Es decir, que no se ponen de acuerdo entre ellos.

Lo primero que se debe hacer al enfrentarse al naturalismo es intentar definirlo y diferenciarlo de otras cosmovisiones relacionadas:

  • Naturalismo: Doctrina (sistema filosófico) que considera la naturaleza como único referente de la realidad. Esta es la definición de la RAE, que a continuación añade esto: y que, consecuentemente, intenta explicar esta sin recurrir a lo sobrenatural o a lo trascendente. De acuerdo con esta definición, el objetivo fundamental de la cosmovisión naturalista sería explicar el mundo sin recurrir a Dios.
  • Materialismo: Sistema filosófico que afirma que sólo existe la materia. Se trata, por tanto, de una versión más estricta que el naturalismo. A su vez, puede dividirse en dos versiones: materialismo reduccionista, y materialismo emergentista. Algunos naturalistas afirman que naturalismo y materialismo son idénticos.
  • Fisicalismo: Sistema filosófico que afirma que todo lo que existe en el universo se puede reducir a lo físico. En consecuencia, lo mental ha de reducirse a lo físico, y los métodos de la física deben aplicarse también a todas las ciencias humanas. Es evidente que el fisicalismo es una versión aún más estricta del naturalismo, pues implica una visión reduccionista de la naturaleza.

Por otra parte, existen dos enfoques distintos del naturalismo:

  • Naturalismo ontológico: afirma que sólo existen seres naturales. Niega, por tanto, la existencia de Dios y de todo ente ajeno a la naturaleza. El naturalismo ontológico es esencialmente ateo.
  • Naturalismo epistemológico: sostiene que sólo los métodos de las ciencias naturales son capaces de alcanzar conocimiento verdadero. Esta afirmación conlleva tres problemas importantes: a) la justificación de las normas éticas; b) de dónde salen las verdades matemáticas y lógicas, que no son resultado de experimentación u observación; c) el conocimiento de sentido común, que todos tenemos sobre el mundo sin poder justificarlo. Los naturalistas difieren considerablemente en sus respuestas a estos problemas.

El libro aborda el estudio del naturalismo de esta manera:

  • En la introducción analiza diversas filosofías naturalistas a través de sus defensores y alguno de sus contrarios. Recuérdese que hay (casi) tantas versiones como filósofos naturalistas. Los defensores escogidos son los siguientes: 1. Owen Flanagan (2006). 2. Jon Jacobs (2009). 3. David Papineau (1993-2007). 4. David Malet Armstrong (1968-1999). Y 5. Ronald Giere (2006-2008). Las fechas entre paréntesis se aplican a las publicaciones citadas de esos autores, y demuestran que la mayor parte de ellos son modernos, pues han publicado durante el siglo XXI.
  • La primera parte está dedicada al naturalismo epistemológico a través de otros cinco defensores, con tres capítulos dedicados a tres de ellos: 1. Willard Quine (1952-1995). 2. Alvin Goldman (1967-2014). Y 3. Hilary Kornblith (1993-2014). Por cierto, busquen Hilary Kornblith en Google y verán, en el apartado de información, un fallo espectacular del traductor automático: Hilary Kornblith es una filósofa estadounidense. En inglés, el nombre Hilary (como Leslie y Evelyn) puede aplicarse tanto a varones como a mujeres. Lo curioso es que la foto adjunta muestra a un señor con barba.
  • La segunda parte enfoca el naturalismo ontológico a través de tres escuelas representativas: 1. La metafísica naturalista radical. 2. El fisicalismo. 3. El biologicismo o determinismo biológico.
  • Thomas Nagel
  • En la tercera parte revisa las críticas a algunas posturas del naturalismo realizadas por tres importantes filósofos modernos que, por otra parte, también pueden clasificarse como naturalistas, pues ninguno de ellos cree en la existencia de Dios: Mary Midgley (1981-2014), Thomas Nagel (1974-2012) y Raymond Tallis (1991-2011). Esta situación es normal, pues hay tantas filosofías naturalistas que sus defensores se combaten entre sí. Pero estos casos son especialmente sangrantes, porque se oponen a algunas ideas que muchos otros naturalistas consideran básicas e incuestionables. Hablé de Nagel en un artículo anterior de este blog. Hablaré de Tallis en el próximo.
  • En la cuarta parte, la más corta, añade algunas críticas adicionales al naturalismo y propone alternativas basadas en la fenomenología y la hermenéutica, siguiendo a Husserl, Heidegger, Gadamer, Javier de Lorenzo, Alfredo Marcos, Juan Arana, y F.J. Soler Gil.

Al adoptar una epistemología restrictiva que sólo admite a la ciencia como origen del conocimiento (cientificismo), el naturalismo se opone a la historia de la filosofía, que a lo largo de los siglos ha señalado tres fuentes distintas para el conocimiento humano: a) La autoridad, pues casi todo lo que sabemos, lo sabemos porque alguien nos lo ha enseñado. b) La experiencia, no sólo científica, pues esta fuente también incluye lo que sabemos por sentido común, e incluso experiencias sobrenaturales. c) Y el razonamiento, que genera conocimiento nuevo a partir del conocimiento anterior. Además, el cientificismo lleva al naturalismo a una contradicción intrínseca, porque ninguna ciencia puede demostrar que sólo la ciencia puede ser origen de conocimiento.

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Manuel Alfonseca

2 comentarios:

  1. Moisés es un gran amigo. Sería interesante explicar también (¿no habla de eso Moisés?) el "naturalismo metodológico": expliquemos la naturaleza sin recurrir a explicaciones sobrenaturales, pero a la vez sin pretender que estas explicaciones naturalísticas sean completas, o que lo natural-material sea lo único existente.

    Considero que el naturalismo metodológico está unido al despegue de la ciencia moderna, y por no ser reduccionista es perfectamente compatible con una visión trascendente del hombre y la apertura a lo sobrenatural. El naturalismo metodológico no explica la ética, ni las matemáticas, pero como tampoco pretende hacerlo, no supone ningún problema.

    El mismo término "naturaleza" está lleno de matices y variaciones de sentido a lo largo de la historia. Si "lo natural" es "lo que brota, lo espontáneo", entonces no tiene nada de extraño que pensemos que la ética clásica no es "natural", puesto que no se conforma con la espontaneidad.

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    1. Sí, Moisés menciona el naturalismo metodológico, que por supuesto es admisible, como dices, pues no pretende ir más lejos de lo que está a su alcance. Pero dedica casi todo el libro al naturalismo que pretende ser algo más que eso.

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