La Tierra hueca en la religión y la literatura



La idea de que el interior de la Tierra es hueco y habitado es probablemente tan vieja como el hombre. En casi todas las religiones antiguas, los habitantes de la Tierra hueca son los muertos. El origen de esta creencia depende quizá de la costumbre de enterrar los cadáveres, que se remonta al menos hasta el hombre de Neanderthal. Los volcanes y movimientos sísmicos contribuyeron también a esta idea, y las cavernas que se hunden en las entrañas de la Tierra parecían ser las entradas del mundo subterráneo.
En el antiguo Egipto, la supervivencia después de la muerte se convirtió en obsesión. Al principio, el faraón, como representante de los dioses, era el único que podía alcanzar la inmortalidad, pero el privilegio se extendió a otras personas. Hacia el segundo milenio A.E.C., la democratización de la otra vida era completa. Para los egipcios, los muertos son juzgados por un tribunal de cuarenta y dos dioses, presididos por Osiris, señor del mundo subterráneo. La vida ultra-terrena se consideraba simple continuación de esta. Por eso llenaban las tumbas de objetos útiles, de figurillas de esclavos y trabajadores, para que desempeñen el papel de sirvientes y libren al difunto de los trabajos que tenga que hacer en la otra vida. Pero los muertos egipcios no se pasan todo el tiempo bajo tierra. De noche salen, con un farol, a pasearse por el cielo: son las estrellas.

La versión mesopotámica es más triste. El país de los muertos es una tierra de sombras situada en el subsuelo. La concepción grecorromana es muy semejante. Después de atravesar la laguna Estigia en la barca de Caronte, la existencia del difunto es triste, apenas es más que una sombra. La literatura de estas civilizaciones relata visitas de seres humanos vivos al interior de la Tierra, al reino de los muertos. La epopeya más antigua de la humanidad, el Poema de Gilgamesh, contiene uno de estos descensos. Otros aparecen en el mito de Orfeo y Eurídice, en los trabajos de Hércules, en la Odisea y en la Eneida.
En la Divina Comedia, Dante Alighieri coloca el infierno en el interior de la Tierra, de acuerdo con la idea entonces prevalente. Describe el infierno como un cono hueco, con la base cerca de la superficie de la Tierra y el vértice en el centro. El cono, que es el pozo que abrió Lucifer al caer desde los cielos después de su derrota, se divide en nueve niveles o círculos. En los más profundos se castigan los pecados más graves: violencia, fraude y traición. En el centro de la Tierra, hundido en hielo, está Satanás. Al llegar a este punto, Dante hace un alarde de rigor científico, de acuerdo con los conocimientos de su época. Virgilio, que lleva a Dante a cuestas, desciende como un alpinista hasta el centro de la Tierra, sujetándose al vello de Satanás. Al llegar a ese punto se da la vuelta, coloca la cabeza allí donde tenía los pies y continúa el camino, pero ahora ascendiendo. Dante se desorienta y cree que vuelven al infierno, pero al salir del hielo descubre que las piernas de Lucifer se elevan por los aires y que el demonio parece estar cabeza abajo. Entonces comprende que, al pasar por el centro de la Tierra, el descenso se convirtió en subida.
En 1741, el barón noruego-danés Ludvig von Holberg escribió el Viaje al Mundo Subterráneo. Nils Klim, protagonista de esta novela satírica al estilo de Los viajes de Gulliver, cae en un agujero y descubre que la Tierra es una esfera hueca, que el interior está vacío y que en el centro hay una bola de fuego (como un sol interior) con varios astros menores o planetas girando a su alrededor, todos habitados. Las aventuras de Klim en la superficie interna de la Tierra y en los planetas interiores sirven al autor para satirizar la sociedad en que vive.
En 1785, Rudolf Erich Raspe publicó las Aventuras del Barón de Münchhausen, que cuenta viajes y sucesos increíbles. En una de sus aventuras, el barón salta al interior del Etna y encuentra en el fondo la fragua de Vulcano, de acuerdo con la mitología grecorromana. Pero enamorado de Venus, esposa de Vulcano, despierta los celos de éste, que le arroja a un pozo. Después de una caída que desafía las leyes de la gravedad, el barón atraviesa la Tierra y sale al exterior en el océano Pacífico. También aquí la Tierra es hueca hasta cierto punto, pues al menos hay un pozo vertical que la perfora de parte a parte.
El 10 de abril de 1818, el capitán de infantería estadounidense John Cleves Symmes envió a personalidades de la política, la enseñanza y la cultura una circular en la que declaraba su intención de demostrar que la Tierra es hueca y se compone de varias capas concéntricas. El paso de una a otra sería posible en las regiones polares a través de un pozo que las conectaría. En su carta pedía ayuda económica para explorar el interior de la Tierra. Ocho años después publicó un libro en el que exponía con más detalle sus teorías. Naturalmente no obtuvo el dinero necesario y la exploración no se realizó, pero sus ideas tuvieron un efecto notable sobre la literatura [1].
En 1820 apareció Symzonia, firmada por el capitán Adam Seaborn, que algunos sospechan era el propio Symmes bajo seudónimo. Relataba la entrada de un barco en el mundo interior a través de un pozo situado en el polo sur, y el descubrimiento de una tierra habitada, iluminada por dos soles y dos lunas, que quizá eran simples reflejos de nuestro sol y nuestra luna a través de las dos aberturas polares.
Edgar Allan Poe
En 1833, Edgar Allan Poe, en su relato Manuscrito encontrado dentro de una botella, que le inició en la carrera literaria, describe la aventura de un barco fantasma absorbido por un enorme remolino cerca del polo sur. En 1838, en su novela Aventuras de Arthur Gordon Pym, volvió a utilizar el mismo argumento, aunque en este caso el héroe sale vivo. Y en 1835, en el relato Hans Pfaal, Poe alude al descubrimiento de una hondonada polar por un aeronauta subido en un globo.
Edward Bulwer-Lytton, más conocido por Los últimos días de Pompeya, también abordó el tema de la Tierra hueca. En su novela La raza que nos suplantará (1871), plantea la idea de los superhombres escondidos en el interior de la Tierra, que algún día saldrán y se apoderarán del mundo.
En la novela de Ryder Haggard, Cuando el mundo se estremeció, aparece en una caverna un hombre en estado de vida latente que procede de tiempos remotos y está dotado de poderes tremendos, como el control del núcleo de la Tierra (que es una bola metálica enorme que se mueve en un interior hueco), así como la distribución de las tierras emergidas y los continentes. 
La obra más famosa sobre el interior de la Tierra es la novela de Julio Verne Viaje al centro de la Tierra (1864). Aquí el punto de entrada es un volcán de Islandia. El interior de la Tierra no es exactamente hueco, aunque está perforado por cavernas, una de ellas enorme, pues contiene un océano y está poblada por animales desaparecidos: plesiosaurios, ictiosaurios y hombres gigantescos con una cultura de la edad de piedra.
La obra de Verne produjo muchas imitaciones. Una de las mejores fue At the Earth’s core, de Edgar Rice Burroughs (1913), que hace uso de las teorías de Symmes. Un joven americano, David Innes, y un inventor, Abner Perry, llegan al interior de la Tierra en una máquina perforadora. La Tierra resulta ser una esfera hueca de 800 kilómetros de espesor, en cuyo interior (Pellucidar) viven seres humanos, animales prehistóricos y monstruos extraños. Suspendido en el centro hay un núcleo ardiente que hace el papel de sol. El éxito del libro dio lugar a una serie de siete novelas. En la cuarta, Tarzán en el centro de la Tierra, que cruza las series de Pellucidar y de Tarzán de los Monos, la expedición llega al interior de la Tierra por la abertura polar en un globo dirigible.

En el próximo artículo tocaremos el mismo tema desde el punto de vista científico.

[1] La teoría de una Tierra con varias capas concéntricas se remonta a Edmond Halley. La atribución de una teoría de la Tierra hueca al matemático Leonhard Euler no está comprobada.

Hilo Literatura y cine: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca

3 comentarios:

  1. Francisco Javier García Alonso23 de junio de 2016, 9:57

    Excelente resumen de conocimientos populares

    ResponderEliminar
  2. Brillante como siempre esta lúcida exposición de las teorías intraterrestres, que hace Manuel Alfonseca, que rescata libros de todas las culturas. Hay una serie, que me gusta a mí, Doraemon, dónde también se mencionan las teorías intraterrestres. Hay otra novela más que Alfonseca no ha mencionado dónde el héroe acaba en el centro de la tierra. Me refiero a la novela picaresca alemana "El aventurero Simplicissimus" de Grimmelhausen el protagonista Simplicissimus pasa del lago sin fondoMummelsee al centro de la Tierra, dónde se encuentra con el Rey de los Silfos, que le cede una Tierra. También me suena que el protagonista de Mark Lemond, dónde aparece Titania, también tiene un encuentro con el Rey del mundo subterraneo. Aún así muy buena, y completa la lista esgrimida por el autor, a quien presento mis felicitaciones. Es interesante que alguien cite más obras de Bulwer Lytton que "Los últimos días de Popmpeya" (Lytton es uno de los pioneros de la novela policíaca y era amigo de Dickens y de Wilkie Collins).

    ResponderEliminar
  3. El escrito es de una magnifica evocación a la historia y ciencia experimental, pero me fascina todo el contenido de ello- Podrìa escribir un articulo sobre èste tema--pero solamente hago un pequeño bosquejo a mi comentario y es:En un estudio de psicología espìritual y humana, y como ciencia de Fe comprobada,debo decir que para hablar sobre la composiciòn que tienen la fuerza espìritual sobre las creencias, el centro de la tierra sì existe, Julio Verne escribiò y augura sobre dos volcanes----uno mudo otro erupcionado--la brùjula al salir a la superficie le muestra el "SUR"...y hay otro antecedente de èste, unido a otras reseñas historicas de Don Tomàs Hidalgo-y--Federico Gonzalez Suares, arzobispo ecuatoriano, quienes escriben sobre al historia colombo-ecuatoriana--en la una hablan sobre un juicio xxx....en la otra solo existe la reseña que hace aluciòn solamente---"pues sus escritos fueron sustraídos( posiblemente hurtados)..."pero algunos historiadores insinúan que tenìan o contenìan versiones Griegas"...Por tanto existen asì formas mucho mas antes que la actual civilizaciòn, por cuànto ellas fueron las causas que ocasionaron los diferentes cataclismos que ha sufrido el orbe Terrestre, a raíz de los cuales la vida animal se había casi extinguido; la cultura volvía a la faz primitiva, para luego reanudar la acción que trae la actual civilización y el progreso...Hoy en día tenemos conocimientos espirituales que dan Fe de la existencia de la vida "Espiritual"...Y, son base de donde emanan todos los planes predispuestos para la perturbación que en todo orden subsiste en éste planeta; teniendo un poder tal, que forman ellas mismas sus grupos enemigos para que llegado el momento de ser derrotados, tengan preponderancia sobre la triunfadora y asì no dejar de dominar...Planeados y discriminados sus actos, por màs que quieran evitar, lo ùnico que se consigue es destruir en parte, pero no en general, alguna de las debilidades que bajo su influencia se establecen...Pero se ha proyectado como filosofa, que no hay una razón lógica, que si hace milenios la vida era rudimentaria, hoy tenga que subsistir como legado y que su torpe acción persista ocasionando sufrimientos y sacrificios inútiles...
    La misma enseñanza dice: Pero no serà con palabras o teorìas como se va ha vencer a este enemigo declarado del hombre y sus progresos, sino con hechos, que confirmen y descubran nuevos horizontes, donde se les dè cabida a las practicas que, sucesivamente, tendrán que sobrevivir en una ciencia tan trascendental como es la de descubrir el problema del ESPÌRITU..,Atte, gersontrc2534

    ResponderEliminar