Un artículo
que publiqué en este blog en 2017 terminaba con este párrafo:
¿Por
qué a los seres humanos engendrados con trisomía del cromosoma 21 (que
padecen síndrome de Down) se les niega el derecho a la vida, hasta el
punto de que en muchos países de Occidente, en la práctica no se les permite
nacer?
En otro artículo, publicado en 2014, primer año de existencia de este blog, hice el cálculo de la probabilidad de que las pruebas de cribado triple y cuádruple, entonces en vigor para detectar la trisomía del cromosoma 21 (causa del síndrome de Down), dieran lugar a falsos positivos. La conclusión era esta:
Cuando
la prueba sale positiva, la probabilidad de que el feto esté afectado por el
síndrome es de 1 o 2 en 90, del orden de un 2% (sí, así de baja). Si, como
consecuencia de esa información se practica un aborto, en un 98% por ciento de
los casos se está matando a un niño normal: si lo hubiesen dejado nacer, no
habría padecido el síndrome.
¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces?
Actualmente existe otra prueba, NIPT, que busca ADN fetal en sangre materna, y
tiene alta sensibilidad (95%-100%) y alta especificidad (99%). Si se utiliza
esta prueba, los resultados de mi análisis cambian así:
Cuando
la prueba sale positiva, la probabilidad de que el feto esté afectado por el
síndrome es de 1 o 2 en 11 o 12, del orden de un 10 a un 20% (sí, así de baja).
Si, como consecuencia de esa información se practica un aborto, en un 80 a 90%
por ciento de los casos se está matando a un niño normal: si lo hubiesen dejado
nacer, no habría padecido el síndrome.
![]() |
Jérôme Lejeune, descubridor de la trisomía del cromosoma 21 |
La nueva prueba ha supuesto, por tanto, una mejora,
pero la situación sigue siendo muy desfavorable. Por eso, se suele afirmar que un
resultado positivo no es un diagnóstico. Es necesario realizar pruebas
invasivas, como la amniocentesis o la biopsia de vellosidades coriónicas, para
confirmar o descartar el síndrome. Estas pruebas permiten confirmar o descartar la
presencia del síndrome de Down, pero conllevan un riesgo de aborto espontáneo,
por lo que muchas madres se resisten a realizarlas, y suelen tomar la decisión
de abortar (o no) basándose únicamente en los resultados de las pruebas dudosas
mencionadas más arriba.
Mi artículo de 2014 terminaba con estas palabras: [Aunque
gracias a las pruebas nuevas] algunos fetos no afectados por el síndrome puedan
escapar del aborto, seguirá en pie una cuestión fundamental: ¿por qué los
niños con síndrome de Down no tienen derecho a la vida?
En 2025, las cosas han empeorado aún más para las
personas afectadas por el síndrome de Down. Ahora no sólo los fetos no tienen
derecho a la vida, sino que esto afecta incluso a personas adultas de 56 años.
Vean esta
noticia reciente (3/10/2025):
Un
hospital mata de hambre a un hombre con síndrome de Down. No le dieron de comer
durante 9 días.
Los médicos dicen ahora que fue un error. Pero
¿quiénes son ellos para decidir quién tiene derecho a vivir y quién no? Error o
no, su actuación fue, en cualquier caso, una
traición a la ética médica.
Por cierto, la cultura de la muerte se ha impuesto
de tal modo en Canadá, que les recomiendo que, si van de viaje a ese país o
viven en él, procuren no ponerse enfermos, porque hay una probabilidad no
despreciable de que no salgan vivos del hospital. Veamos unas cuantas noticias
que he recogido en poco más de un mes, sobre la aplicación de la eutanasia en
ese país:
- 3/9/2025: Canadá
quiere aplicar la eutanasia a quienes padecen de depresión.
- 19/9/2025: Canadá
quería aplicarle la eutanasia, pero ella viajó a los Estados Unidos y
consiguió que trataran su enfermedad.
- 29/9/2025: Canadá
aplicó la eutanasia a 16.500 personas en 2024, un 5% del total de
muertes.
- 2/10/2025: Canadá
aplica la eutanasia a una mujer anciana con demencia.
- 6/10/2025: Canadá
ha aplicado la eutanasia a 90.000 personas.
- 13/10/2025: Canadá
está matando pacientes para recolectar sus órganos.
Muchas gracias por traer esto al blog. Es atroz, siniestro. Además, resulta muy hipócrita que, como sociedad, especialmente desde la izquierda, se defiendan con tanto énfasis valores como la inclusión o el trato no discriminatorio. Por supuesto que son valores encomiables, pero que los defiendan las mismas personas que promueven la eugenesia de esos colectivos, afirmando implícitamente que es una vida que no vale la pena, es absurdo. No creo que haya muchas frases peores que decirle a una persona que la de "hubiera sido mejor que no nacieras".
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