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Esta novela, una de mis favoritas
del género de ciencia-ficción, pertenece al subgénero catastrofista,
también llamado postapocalíptico.
Su argumento resumido es este:
Una guerra atómica ha destruido nuestra civilización. Después de la catástrofe, las masas supervivientes odian la ciencia y los libros, pues los consideran responsables de la tragedia. Igual que tras la caída del Imperio Romano, La Iglesia Católica se encarga de recoger los restos del conocimiento y conservarlos para la posteridad, por si algún día surge una nueva civilización capaz de entenderlos. Pero cuando esto ocurre, la historia se repite y el hombre vuelve a autodestruirse.
Walter M. Miller Jr. escribió esta
novela durante los años 50. Primero publicó un cuento corto, que tuvo mucho
éxito; luego lo expandió, dividido en tres partes y seis veces más largo, y lo
publicó en 1959. Por entonces estábamos en plena guerra fría, y las amenazas de
guerra atómica entre Occidente y la URSS eran continuas. Poco después, en 1961,
tuvo lugar la crisis de Berlín y la construcción del muro. Un año después, vino
la crisis de los misiles de Cuba, posiblemente el momento en que ambos bloques estuvieron
más cerca de la tercera guerra mundial.
En la historia de la humanidad,
el catastrofismo o alarmismo ha sido tan frecuente como las previsiones
excesivamente optimistas. Al parecer, los seres humanos somos extremistas, en
uno o en otro sentido, y nos cuesta trabajo quedarnos en el término medio, en
el que, como señaló Aristóteles, está la virtud. Pero a veces las catástrofes
ocurren, y a veces también se producen avances favorables significativos, por
lo que ambos extremos pueden aducir ejemplos a su favor.
Veamos algunas de las teorías catastrofistas y alarmistas que han abundado durante los últimos siglos, algunas de las cuales han sido desmentidas por el paso del tiempo, mientras que otras, más creíbles, continúan amenazándonos.
·
En 1798, Thomas
Robert Malthus publicó su Ensayo sobre el principio de la
población, en cuanto afecta a la mejora futura de la sociedad. Este
ensayo contiene la famosa cita:
…el
poder de la población es infinitamente mayor que el poder de la Tierra para
producir subsistencia para el hombre. La población, si no se controla, aumenta
como una progresión geométrica. La subsistencia aumenta sólo en progresión
aritmética. Un ligero conocimiento de los números mostrará la inmensidad de la
primera potencia en relación con la segunda.
Al análisis de Malthus se opuso en 1838 Pierre François
Verhoult, quien adujo que la población, como casi todos los sistemas naturales,
no aumenta en progresión geométrica, sino siguiendo la curva logística, como he señalado a menudo
en los
artículos de este blog.
·
En 1918 se publicó la primera parte
de La
Decadencia de Occidente de Oswald Spengler, en la que este filósofo
alemán predijo el fin de nuestra civilización, aunque no adujo argumentos
basados en el desarrollo económico-social, sino puramente históricos y
filosóficos. Su teoría fue seguida pocos años después por la del
historiador Arnold J. Toynbee, que también predijo la decadencia, aunque
por razones algo diferentes de las de Spengler. Otros autores importantes
que no creyeron en el progreso indefinido y afirmaron la posibilidad de
que nuestra civilización llegue a su fin, fueron el antropólogo A.L.
Kroeber (padre de Ursula Le Guin, famosa autora de ciencia-ficción) y el
sociólogo Pitirim Sorokin.
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En la pasada década de los 70, el primer informe del Club de Roma (Los límites del
crecimiento, 1975) volvió a tocar la nota del catastrofismo al mantener las
previsiones de Malthus de crecimiento exponencial de la población, sin tener en cuenta los estudios
de Verhoult. Según este estudio, la situación del mundo se volvería
catastrófica hacia 2020.
·
Poco después, a finales de los
ochenta, y posiblemente influido por el informe del Club de Roma, Richard
C. Duncan propuso la teoría de
Olduvai, que predice el colapso de nuestra civilización para el año
2030, seguido a más largo plazo por un regreso a la Edad de Piedra (de ahí la referencia a
Olduvai). Al acercarse la fecha prevista, Duncan, que sigue activo, ha
actualizado sucesivamente sus predicciones, poniéndolas al día a medida
que parece evidente que no se están cumpliendo.
Walter M. Miller Jr. |
¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Mi opinión personal es que nuestra civilización está condenada a desaparecer en un tiempo no demasiado largo, pero no por los motivos expuestos por los Malthusianos y sus descendientes, sino porque ya ha colapsado, ha perdido sus raíces, su producción artística se ha desintegrado y la científica está a punto de hacerlo. La situación política de los últimos tiempos, con el retorno de la guerra fría y las amenazas rusas de desencadenar una tercera guerra mundial utilizando armas nucleares, podría acelerar esa destrucción convirtiéndola en apocalíptica y haciendo mucho más probable un desenlace como el de Un Cántico a San Leibowitz.
Hilo Temático sobre Futurología: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca
Dedicado a Carlos Castañeda, que me sugirió este artículo
Estimado Manuel. La conclusión nos encoge el corazón, esperemos otras soluciones, pero desde luego lo tenemos mal. Muchas gracias
ResponderEliminarMi querido amigo, y comparto. Por desgracia me encuentro entre tu club de fans porque pienso que un optimista es un pesimista mal informado. Sin embargo estoy contigo a que la desaparición de la humanidad no se producirá debido a la sobrepoblación, ni a las teorías neomalthusianas.
ResponderEliminarAlgo que creo hay también que tener en cuenta, es que la evolución va adelante aceleradamente. Simplificando, se necesitaron 9 mil millones de años del big-bang al nacimiento de la tierra; en ella pocos miles de millones de años más para que en ella la vida se consolidara; los grandes reptiles dominaron la tierra hace menos de trescientos millones de años; los mamíferos lo hicieron hace seis o siete decenas de millones de años; el homo sapiens hace decenas de miles. El neolítico apareció hace sólo algunos milenios. La primera revolución industrial tuvo lugar hace un par de siglos. La cibernética tiene tan sólo decenas de años de vida. Ante nuestros ojos, el mundo sufre transformaciones casi cada dia. Ello daría la razón a Manolo de que el fin está próximo. Pero ¿porqué no, con una visión positiva, que lo que está próximo es un nuevo salto ascendente? La civilización occidental, que es la que arrastra a las otras, más que colapsar, lo que le ocurre es que ha llegado a su cima. Ya no da más de sí. Pero es la constatación de que no es posible un crecimiento sólo cuantitativo indefinidamente. Quizás tendremos que pasar por una dolorosísima humillación. Pero ¿no podemos esperar entonces la aparición de una nueva humanidad dando un salto cualitativo, hacia una plenitud trascendente?
ResponderEliminarSí, pero ahí hay dos posibilidades: 1. Que alguien (Cristo) nos arrastre a esa plenitud transcendente. 2. Que intentemos llegar a ella nosotros solos (el anticristo). Me temo que la segunda opción es ahora especialmente amenazante.
EliminarA mi tabién me asalen estos temores cuando veo cómo se estropean las cosas dia a dia. Por eso escribo "...pasar por una dolorosisima humillación". Puede ser que la humanidad unida a Cristo deba pasar la derrota total que El pasó, lo que llamas "la victoria del anticristo". Pero el final será análogamente a su resurrecciñon, este "salto cualitativo, hacia una plenitud trascendente".
EliminarVulnero nuevamente mi propósito de no introducir aquí mis comentarios.
EliminarCoincido con Jordi M respecto de la posibilidad de salto cualitativo, en la línea de Ilya Prygogine superadora de la entropía creciente.
Tu respuesta parece salirse del plano científico-intranscendente al de la trascendencia. Es en éste en el que disiento de la misma: nunca el anticristo será el triunfador final, bien que amenazante. Será Cristo (Ómega) el que detenga el reloj y nos lleve a la plenitud trascendente.
Me has entendido mal. No he dicho en ningún sitio que el triunfo final será para el anticristo. Lo que digo es que la situación actual apunta a que el hombre quiere llegar solo a la plenitud transcendente, sin contar con Cristo. Ya sé que este intento fracasará, pero al hacerlo seguramente arrastrará a nuestra civilización y la hará caer por tierra.
EliminarPara más detalles, véanse los dos artículos siguientes.
Don Manuel está confundido. Nos esperan tiempos mejores, como nunca en la historia.
ResponderEliminarEl Señor a Luisa Picarreta:
"My beloved daughter, I want you to know the order of my Providence. In every 2000 year period I have renewed the world. In the first period I renewed with the Flood. In the second 2000 years I renewed with my coming to the earth and manifesting my Humanity, from what my Divinity shone as so many channels of light...
Now we are at the end of the third period, and there will be a third renovation. This is why there is a general confusion: it is due to preparation to the third renovation.
(January 29, 1919)
Frank, ¿está diciendo que la humanidad sólo existe desde hace 6.000 años? ¿Y que en el año 2000 antes de Cristo hubo un Diluvio?
EliminarLa Sierva de Dios Luisa Picarreta no dice eso. Lo que sí escribió hace 100 años es que viene un cambio de época, del que todo el mundo habla en este momento. Ud. mismo escribió un artículo en el que se indica que en el 2030 vamos a celebrar el bimilenario de la redención. Muchos esperamos un cambio de época para esas fechas, aunque ciertamente no será el que los políticos, la OMS y demás sicópatas que nos gobiernan esperan.
Eliminar"Si no os convertís, todos perecereís..." Lc. 13, 1-19".
Yo estaría encantado de que para 2030 se hundiera la ideología dominante. Ya veremos. Sólo faltan 8 años :-)
EliminarPara más información:
ResponderEliminarManuel Alfonseca (1979), "Human Cultures and Evolution", (New York: Vantage Press, Inc.)
Manuel Alfonseca (1985), "El futuro de la evolución", (Madrid: Editorial Alhambra, S. A.)
Y la versión más moderna: Evolución biológica y evolución cultural en la historia de la vida y del hombre (2017)
EliminarUna de las mejores novelas de ciencia-ficción que he leído, puede que la mejor y, además, recomendada por Manuel. Impresionante el pasaje en que describe al falso Cristo para inducir a la eutanasia a las víctimas de la guerra nuclear. Yo no soy tan pesimista, cierto que es posible que acabemos en una destrucción completa de nuestra especie y nos encontremos con la Barrera de Fermi, pero después de todo lo que, como especie, hemos superado (Tuba, peste negra, dos guerras mundiales...) creo que encontraremos la manera de seguir sobreviviendo en este Universo asesino en el que nos ha tocado vivir. Nuestros genes no nos van a dejar alternativa...
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