John McCarthy |
Desde 1995, Internet se ha
convertido en una herramienta casi indispensable para mucha gente. Nuestra
sociedad depende cada vez más de la red mundial de datos, lo que significa que
somos cada vez más vulnerables. Una llamarada solar, un gran meteorito, una
sobrecarga de las redes de energía, una guerra importante, pueden poner en
peligro nuestra estructura social, dejándonos sin Internet.
A finales de los años ochenta, Internet era sólo una red incipiente que ligaba entre sí a empresas privadas con cualquier hardware y software. De hecho, era una entre las muchas redes que competían por el nuevo nicho ecológico-social. Una de las más importantes de esas redes era BITNET, que unía a todas las universidades de América del Norte que utilizaban ordenadores de IBM. Después se creó una red paralela en Europa que recibió el nombre de EARN, que no tardó en conectarse con BITNET.
Como miembro desde 1972 del Centro Científico de IBM instalado en la Universidad Autónoma de Madrid, yo participé en casi todos los avances que tuvieron lugar en las tecnologías de la información y las comunicaciones durante aquellos años. Usé el correo electrónico desde los primeros años ochenta. Poco después empecé a participar en foros internacionales de discusión científica a través de EARN-BITNET. Uno de estos foros era el de Inteligencia Artificial, en el que discutíamos la situación actual y las perspectivas futuras de esta disciplina con los más famosos investigadores de la época en ese campo, entre los que figuraban John McCarthy y Marvin Minsky.
John McCarthy fue uno de los
participantes en el seminario celebrado en 1956 en el Dartmouth College de
Hanover (U.S.A.), donde se inventó el nombre de la inteligencia artificial. Marvin Minsky se hizo
famoso durante los años setenta al demostrar, junto con Seymour Papert
(diseñador del lenguaje LOGO), que las redes neuronales artificiales de la
época eran incapaces de resolver la función O-exclusiva,
una de las más sencillas que existen. Este hallazgo fue responsable de que la
investigación sobre redes neuronales se detuviera durante casi una década. Hablé
de esto en otro
artículo.
A pesar de su solvencia científica,
en nuestras discusiones del foro sobre la inteligencia artificial, Marvin
Minsky demostró ser presa de cierto fanatismo ateo. Cuando uno de los
participantes en una discusión dio a entender que era un científico creyente,
Minsky le atacó con la siguiente afirmación tajante:
La religión quedó desacreditada cuando
quemaron a Giordano Bruno.
Este exabrupto de Minsky tuvo
cuatro contestaciones casi simultáneas, que más o menos decían lo mismo. Tres
de ellas decían esto:
Si la religión quedó desacreditada cuando
quemaron a Giordano Bruno, entonces la ciencia quedó desacreditada por los
experimentos de los médicos nazis con los judíos.
Yo fui el autor de la cuarta
contestación, y dije esto:
Si la religión quedó desacreditada cuando
quemaron a Giordano Bruno, entonces la ciencia quedó desacreditada por las
bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. En realidad, ni la religión ni la
ciencia quedaron desacreditadas por estas cosas, porque sólo el hombre es responsable
de sus actos, no entidades abstractas como la ciencia o la religión. Las
teorías se desacreditan por evidencias contrarias o por la razón.
Nadie reaccionó a las tres
primeras respuestas. La mía, en cambio, recibió muchas críticas. Por un lado, los
estadounidenses que participaban en el foro (que eran mayoría) se sintieron
ofendidos por mi ejemplo. Mientras atacar a los nazis no suele provocar resistencia,
muchos estadounidenses sostenían que la destrucción de dos ciudades japonesas y
la muerte de más de cien mil no combatientes por medio de bombas atómicas estuvo
justificada.
Otro grupo de participantes (entre
ellos, John McCarthy) atacó la segunda parte de mi respuesta. De la discusión
subsiguiente, que fue bastante larga, confío en que quedara claro que hay que
distinguir tres cosas:
- El hombre como causa y
responsable de los actos humanos, que pueden ser buenos o malos.
- Entidades o instituciones sociales como el Gobierno, la Iglesia o una Universidad, que están compuestas
por colectividades de seres humanos, y por tanto pueden ser responsables
conjuntas de las acciones de estos.
- Entidades abstractas como la ciencia y la religión, a las que no se debe adjudicar
responsabilidad moral, pero que tampoco deben utilizarse para justificar
nuestras acciones, que deben juzgarse en función de sus consecuencias.
Otra cosa que quedó clara en la
discusión fue la ignorancia de mis oponentes sobre lo que dice la Iglesia.
McCarthy, por ejemplo, dijo que la Iglesia
Católica afirma estar protegida por Dios para no hacer el mal. Muchas
de mis participaciones en el debate tuvieron que dirigirse a desmentir
afirmaciones claramente falsas como esta.
Es curioso que algunos ateos, que
niegan nuestra libertad, y por tanto la responsabilidad por nuestros actos,
suelen exigir responsabilidades a los creyentes por las cosas que no les gustan
(como la ejecución de Giordano
Bruno), en una exhibición flagrante de inconsistencia, de la que
probablemente no se dan cuenta.
Hilo Temático sobre Ciencia y Ateísmo: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca
Publicado en La Nueva Razón
el 28/7/2022
Explicaciones contundentes y claramente necesarias en la lucha contra la ignorancia.
ResponderEliminarSi a Bruno no le quemaron por ninguna cuestión científica, sino por negar la presencia de Cristo en el altar. Por no hablar que fue un espía inglés. Hasta Pérez Reverte que es anticlerical se muestra crítico con Giordano Bruno por esta razón.
ResponderEliminarNo he dicho nada sobre esto en este artículo porque ya lo hice en otro. El enlace está en el último párrafo de este artículo.
EliminarYo creo que la humanidad esta echada a perder por culpa del cientifismo del materialismo por reducir al hombre al primate sin dimension espiritual las cosas tienen que cambiar porque tanto nihilismo es deprimente
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